En medio del complicado escenario del oficialismo, y luego del retorno al país del presidente Alberto Fernández, Cristina Kirchner se internó para una intervención quirúrgica que la tendrá alejada del plano político por varios días. Tal como tenía agendado hace varias semanas, la vicepresidente se encuentra por estas horas en el prestigioso Sanatorio Otamendi, recuperándose de la operación que le realizaron esta mañana. Le extrajeron el útero, el cuello uterino, las trompas de Falopio y los ovarios.
La versión oficial, de lo muy poco que ha trascendido, hace referencia al hallazgo de un “pólipo” de carácter sospechoso, que motivó la extracción de su aparato reproductor. En teoría, hasta el momento no hay confirmación de que se trate de un problema benigno o maligno, situación que se confirmaría lógicamente con una biopsia de lo extraído en las próximas horas. Los especialistas indicaron a los medios de comunicación que para una paciente de su edad (68 años), esta intervención es siempre una opción ante la duda de un posible cáncer. Esta situación podría tener otro protocolo con estudios previos más concisos, con una persona más joven que tenga el deseo de ser madre.
Sin embargo, aunque en teoría no hay una información concreta sobre la gravedad del cuadro clínico, los antecedentes familiares de Cristina Kirchner abren la puerta a una situación seria. Su madre, Ofelia Wilhelm, fue sometida a la misma operación en 2014 y falleció finalmente en 2019 de un cáncer de endometrio. Ambas fueron intervenidas en la misma clínica porteña, ubicada en Barrio Norte.
El parte médico emitido luego de la cirugía dice que la paciente ingresó al Otamendi para un “procedimiento quirúrgico programado” y que el mismo se realizó mediante “la vía laparoscópica”. Según el informe, Kirchner cursa un “postoperatorio normal”, en “buen estado general de salud”. Cristina permanecerá en el sanatorio cinco días.
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