Dejemos las cosas en claro. Nadie está diciendo que el kirchnerismo sea análogo al nazismo o al fascismo, dos de las grandes tragedias del siglo pasado. Sin embargo, técnicamente, y más allá de sus pretensiones autoritarias, si uno va a la historia no puede negar que el Gobierno argentino está implementando tácticas fascistas para tratar de conseguir sus fines. Es dato. Es objetivo. Y al que le molesta, además de ser su problema, que vaya a los libros de historia. No muerden.
Con el dato puesto de la inflación del 3,5 % en septiembre y el acumulado anual del 52,5 %, el secretario de Comercio, Roberto Feletti, reconoció esta semana que estaba trabajando en una lista de productos “congelados” hasta fin de año con las empresas. Es decir, hasta las elecciones, claro. Ante lo que parece ser una falta de acuerdo en los primeros diálogos, el funcionario kirchnerista redobló la apuesta con burdas y repudiables amenazas. En la jornada de hoy dijo que ellos van “a forzar” que los precios bajen.
Sin decir una palabra de la problemática de fondo, que no es más que el galopante déficit fiscal y una emisión monetaria descontrolada, el funcionario dijo que espera que los comercios cumplan, ya que en su defecto las cosas se pondrían feas.
“Antes que hablar de sanciones, hay que consolidar lo online y una vez que estén consolidados los precios, forzar a que el precio baje donde no se esté cumpliendo el acuerdo. No empezar a decir bueno, vemos… No, no. ¡Baje el precio, rápidamente!. Donde el precio no esté, que es rápidamente identificable, donde esté el precio corrido del acuerdo, y esperemos alcanzar ese acuerdo, identificar cuando no se esté cumpliendo, ir y decirle, rápidamente, Señor, baje el precio, antes de cualquier medida que podemos anunciar drástica”, señaló Feletti en una entrevista con el periodista oficialista Roberto Navarro.
Pero, además de la ignorancia e irresponsabilidad económica (que llevará al desabastecimiento si se aplica con rigurosidad y la corrupción que generará esta locura) y el autoritarismo inadmisible, el denominador común con el nazismo y el fascismo es la estatización de elementos de la sociedad civil, para ser utilizados como grupos de tareas. No hace falta ser demasiado rebuscado ni paranoico ni conspirativo para darse cuenta que, a su manera, el kirchnerismo tendrá a sus “camisas pardas” controlando los precios.
En la entrevista con Navarro, Feletti aseguró que el control debe ser “colectivo y social”. Dijo que su secretaría cuenta con 300 inspectores, por lo que será fundamental el compromiso de las “organizaciones sindicales”. “Acá lo importante es entender entre todos que el ingreso popular, el salario del trabajador, no se defiende solo en las paritarias”.
Repudiable y bochornoso. Sin embargo, todos sabemos que esto fracasará estrepitosamente y que no hay nada que pueda dar a entender que el kirchnerismo pueda remontar la paliza que sufrió en las primarias. Todo lo contrario. ¿Qué harán el día después de perder las elecciones de noviembre con dos años por delante de mandato? Por ahora es un misterio.