La última semana, Cristina Fernández de Kirchner sufrió un duro fallo judicial en la causa que ella misma había impulsado contra el periodista Eduardo Feinmann. El comunicador la trató de “coimera” y la actual vicepresidente lo demandó, argumentando que había sido dañado su buen nombre y honor. Sin embargo, para la Justicia la libertad de expresión se impone al daño que CFK dijo haber sufrido y el que terminó festejando fue el conductor de La Nación +. Esta tarde, el kirchnerismo duro sufrió otro duro cachetazo judicial: Romina Picolotti fue condenada a tres años de prisión en suspenso y deberá devolverle al Estado una suma que compense el “perjuicio a la administración pública” que generó por gastos injustificados hasta en la famosa cadena de restaurantes Hooters.
La exsecretaria de Ambiente de Néstor y Cristina Kirchner, que estuvo en funciones entre 2006 y 2008, fue inhabilitada para ejercer cargos públicos y deberá devolver aproximadamente siete millones de pesos al Estado. “Lamento profundamente que el Estado haya gastado 14 años de recursos, sobre todo el tiempo de los magistrados aquí presentes, para lo que es evidente: que yo no cometí delito alguno”, dijo en su defensa la exfuncionaria antes de escuchar el fallo en contra.
Sin embargo, los jueces Sabrina Namer, Rodrigo Giménez Uriburu y Guillermo Costabel no estuvieron de acuerdo. “Hubo un manejo absolutamente irregular de parte de Picolotti de los fondos públicos. Fue un verdadero fraude en el ejercicio de la función pública. Se pagaron comidas o almuerzos casi diariamente sin justificación, se pagaron pasajes de avión para familiares y amigos que no tenían relación con la Secretaría y costosos vuelos chárter”, indicó el fiscal de la causa.
La defraudación en contra de la administración pública fue respaldada con documentación que probó gastos financiados con recursos de la Secretaría, que nada tenían que ver con el trabajo que Romina Picolotti supuestamente desempeñaba: restaurantes de sushi, parrillas, alimento para perros, gastos para el vehículo personal como combustible y lavado e inclusive gastos en Hooters. Para el que no lo conoce, se trata de un clásico bar, atendido por mujeres “ligeras de ropa”, podría decirse en nombre del decoro.
El oficialismo tendrá un largo y duro camino a noviembre, donde debe remontar unas elecciones primarias en las que fue derrotado en los distritos más importantes. Si continúan los fallos judiciales en contra (y la Justicia parece dispuesta a avanzar en esta dirección) es probable que el desastre en las urnas todavía sea peor para el ya quebrado “Frente de Todos”.