El populismo cree en la democracia, y en la gente, cuando las urnas arrojan el resultado que ellos quieren. Sin embargo, en el caso de que los comicios sean adversos, la izquierda muestra su verdadera cara: antidemocrática, resentida y clasista. El clasismo de los populistas divide a las personas en dos grupos: las que entienden la verdad revelada y las que no. Y los que no comprenden, que no pertenecen al espacio de los iluminados, son denigrados y subestimados de una forma repulsiva y repugnante. Para un filósofo kirchnerista, quienes castigaron al Frente de Todos el domingo pasado en el cuarto oscuro son una mezcla de pobres ignorantes, una clase media lobotomizada por la prensa y una oligarquía imaginaria, a la que hay que cobrarle todavía más impuestos.
En el kirchnerismo reina el nerviosismo. La debacle electoral, que anticipa un desastre incluso peor para noviembre, sumado a los durísimos enfrentamientos internos que terminaron de detonar al oficialismo, los hace hablar de más. La desesperación los deja en evidencia y varios referentes salen por los medios con declaraciones que no hacen otra cosa que incrementar la indignación de la gente. Este fue el caso del filósofo José Pablo Feinmann, quien justificó el resultado de las elecciones de una manera que causa entre risa y vergüenza.
El filósofo kirchnerista aseguró en una entrevista radial que el Frente de Todos no pudo consolidarse, ya que Alberto Fernández fue muy tibio en la primera mitad de su gestión. El intelectual K le cuestionó al mandatario haber reculado con Vicentín, no cobrarle más impuestos y retenciones al sector agropecuario y no haber avanzado a fondo con la reforma judicial. También insistió con la necesidad de implementar la nefasta “ley de medios” del primer kirchnerismo.
Es que, en la prensa no alineada, Feinmann encuentra la justificación para el voto en contra de una parte importante de la clase media. “Los medios hacen la cabeza de la gente. Colonizan la subjetividad de los que leen los diarios, que terminan diciendo y haciendo lo que el gran poder mediático le sugiere”. Es decir, la gente no tiene criterio propio y vota lo que le sugieren medios como Clarín y La Nación.
Uno de los datos que más le dolió al oficialismo fue la excelente elección de Javier Milei en los barrios más humildes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Consultado por ese fenómeno, predecible para unos, pero inesperado para otros, el filósofo señaló “La pobreza no es garantía de lucidez política, al contrario, se hunde en la ignorancia. Por eso algunos pobres votaron a Milei. A esos votantes les habrá gustado las sandeces que dice”.
¿Alguien se imagina el escándalo que hubiera causado en las elecciones de 2019 un Mauricio Macri diciendo que perdió las elecciones por la ignorancia de los pobres? Decir escándalo sería quedarse corto. Lamentablemente, estas cosas pasan casi desapercibidas en el peronismo.