El sistema con el que se vota este domingo de una papeleta por cada fuerza política es caro e ineficiente. Sin embargo, hasta el momento, raras excepciones como la correspondiente a la provincia de Córdoba avanzaron en una reforma, aunque sea para las elecciones locales, ya que para las nacionales rige el sistema de toda la vida. Repasamos algunas de las razones por las que se debería implementar la reforma de este sistema lo antes posible.
Menor posibilidad de fraude
Como en todas las elecciones, ni bien comienzan los comicios ya aparecen las denuncias de maniobras fraudulentas. La típica queja durante el proceso electoral es el robo de papeletas. Si alguien que ingresa a votar extrae las listas del espacio político que pretende perjudicar, la situación queda en evidencia cuando otra persona que entre al cuarto oscuro notifica de la situación.
El presidente de mesa cuenta con material para reponer, pero ante una segunda maniobra, si el partido boicoteado no cuenta con un fiscal en la mesa, la gente que va a votar allí no tendrá disponible su opción para meterla en el sobre.
Cabe destacar que, legalmente, la elección tiene que seguir y no puede detenerse. Al tener una boleta única de papel o el también llamado “tarjetón electoral” —como se le conoce en otros países de la región—, donde cada votante marca su opción en el mismo espacio, se elimina la posibilidad de este clásico fraude, vigente en Argentina.
La ecología y el medio ambiente
Probablemente, el sistema de votación en Argentina sea el absurdo medioambiental más indefendible del mundo. Se imprimen millones de papeletas (cada partido tiene que cubrir todo el padrón) y absolutamente todo va a la basura la noche de la elección.
Lo indignante es que mucho más del 90 % ni siquiera va dentro de la urna, para ser contabilizado. Solamente se descarta en la limpieza del cuarto oscuro. La política se preocupa por iniciativas como la eliminación de las bolsas de supermercado, obligando a los ciudadanos a modificar su comportamiento. Sin embargo, mira para otro lado a la hora de mejorar hacia lo lógico y necesario, con tal de que el sistema pueda seguir siendo engorroso y manipulable.
Despilfarro económico
Además de sucio, el sistema actual es caro. Carísimo. Ante la necesidad imperiosa de reducir el gasto público, este derroche innecesario e injustificable podía ser una de las tantas cuestiones a corregir. No obstante, como son tantas las áreas donde hay que recortar, los burócratas se justifican diciendo que lo que se gasta en esta cuestión (como en todas las demás) no justifica una reforma.
Hasta que no se impulse un paquete de medidas de cambios que apunten a cientos de ítems, tales como este, no se empezará a reducir el rojo en las cuentas públicas, por lo que Argentina seguirá atravesando crisis inflacionarias y de deuda.
La política como negocio
Aunque los que mandan a imprimir las boletas son los partidos, el que paga la cuenta es el Estado. Es decir, los contribuyentes. Este manejo que mueve millones de pesos es un caldo de cultivo para los “sellos de goma” (partidos políticos que se usan como negocio en lugar de expresión electoral) puedan hacerse una diferencia importante con empresas socias a las que le dan el trabajo. Si un frente lleva varias listas a la PASO, la suma que se maneja es exorbitante.
Fiscalización y conteo más simple y transparente
El conteo de votos con el sistema actual es engorroso y proclive a irregularidades varias, adrede o sin intención. El presidente de mesa tiene que abrir todos los sobres y hacer pilas con los votos que se emitieron de cada frente en espacios distantes, que luego son contados. Se trata de un proceso largo y tedioso que cuenta con varios pasos, que podrían reducirse a solamente uno: el de contar en el pizarrón.
Claro que este sistema de boleta única de papel no es perfecto, y difícilmente se encuentre uno inapelable e incuestionable. Requiere también de fiscalización, control así como de un compromiso cívico durante el proceso electoral. Sin embargo, al menos, en comparación a lo que todavía tenemos hoy, es más transparente, seguro, económico y limpio.
El sistema actual, entre todos los defectos que tiene, varios pueden resolverse con el tarjetón electoral. Ninguna de las cuestiones que se le pueden criticar al sistema alternativo son mejoradas por el vigente. Si bien se utiliza como excusa que en la boleta única no pueden leerse todos los candidatos de un frente, como sí están escritos en las papeletas individuales, esa cuestión puede solucionarse de forma sencilla: marcando el nombre del partido para la categoría o el primer candidato, y que en la pared del cuarto oscuro haya pegada una papeleta de cada frente con la totalidad de los candidatos titulares y suplentes, para ser consultada ante la eventual necesidad.