Lo que empezó como el escándalo “hot” por el ingreso de las modelos a la quinta presidencial en medio de la cuarentena dura fue solamente el principio. Cuando la prensa argentina corroboró que en los registros de entrada había mucho material de gran interés periodístico, los medios comenzaron a indagar sobre la presencia de cada persona y sus horarios de ingreso y egreso. Así, apareció un empresario taiwanés, que desde que comenzó a visitar la residencia oficial, multiplicó exponencialmente sus contratos con el Estado. El día del cumpleaños de Alberto Fernández se retiró a las 3:00 de la mañana, pero el mandatario jura que no se reunió con él. “Tal vez pasé y le dije buenas noches”, señaló. Insólito e indignante.
En vísperas de las elecciones legislativas, el oficialismo es cada vez más cuestionado. La estrategia de la vacunación en la previa de los comicios se vio absolutamente opacada por los archivos que comprueban la inmoralidad de un doble discurso que fundió a muchas Pymes y trajo demasiado dolor a una gran cantidad de argentinos. El caso de una joven que no pudo ver a su padre antes de morir o el de otra niña moribunda en brazos de su papá, que tuvo que cruzar a pie la “frontera” entre dos provincias, vuelven a sonar con fuerza ante la impúdica actitud del presidente.
“Los vamos a detener y les vamos a sacar los autos. Son unos inconscientes”, decía Alberto Fernández en medio de la cuarentena dura, mientras en la quinta presidencial se realizaban concurridas reuniones hasta altas horas de la madrugada, en días que coincidían hasta con su cumpleaños. Una de las presencias que generó revuelo en las últimas horas fue la del empresario Chie Cha Hong, habitué de la quinta de Olivos, y acreedor de numerosas licitaciones con el Estado Argentino.
A pesar de su presencia hasta la madrugada y sus contratos con el Estado, Alberto Fernández aseguró que no tiene relación personal con él. Cuando el escándalo lo obligó a hablar, el mandatario sugirió que algunas de esas visitas pudieron haber sido para su pareja, pero que no estaban relacionadas con su persona. En un momento de la entrevista con el periodista oficialista Víctor Hugo Morales, el comunicador, en un manotazo de ahogado por darle algo de credibilidad al intercambio, le preguntó si ni siquiera lo había visto en la residencia presidencial. “Tal vez pasé y le dije buenas noches”, se animó a decir el presidente, que incluso señaló que el empresario, para él, era “el chino”, alguien a que conocía de vista. Todo un papelón.