
Dentro del universo sindical, el gremio de los Camioneros es sin dudas uno de los más fuertes. A Hugo Moyano, su líder de toda la vida, le dio el cuero hasta para irse a presidir Independiente, mientras dejó a sus hijos a cargo del sindicato, cual dinastía norcoreana. Fue en su rol de titular del club de Avellaneda donde quedó en evidencia que tiene serias dificultades para leer. Al intentar pronunciar un simple y breve discurso, el hombre fuerte de una de las agrupaciones sindicales más temidas del país, mostró que la lectura no es lo suyo. Un papelón.
“Comunicarle…que dada la situación…epidemiológica”, comenzó diciendo con mucha dificultad el padre del clan Moyano. Pronunciar “epidemiológica” le tomó un proceso de seis segundos, pero lo cierto es que cada palabra y segmento tenía un intervalo considerable. “Adoptando…medidas…para…hacer frente…a la misma…en nuestro país…a nivel”, intentó decir sin éxito de corrido el poderoso sindicalista. “Se me…se me pone”, dijo nervioso Moyano, queriendo justificar vaya a saber qué ante las cámaras, antes de pedir auxilio a su compañero de panel. “¿Por qué no le das letura vos?”, le pidió el presidente de uno de los clubes de fútbol más importantes del país a su ayudante.
Su colaborador pudo hacerlo de forma más continua, sin embargo, tuvo inconvenientes con algunas palabras de ínfima dificultad. “Señores representantes, tenemos el agrado de dirigirnos a usted, con el ojeto de comunicarle que dada la situación…epidiomo…epidiom…epidiomelógica COVID-19…”, quiso decir Héctor Maldonado.
https://www.youtube.com/watch?v=FAHdu_7SvPo
Pero el escándalo no se limitó al bochorno de la lectura del nivel de un chico de segundo grado. Hacia el final de la asamblea, Hugo Moyano se despachó contra los dirigentes de la oposición del club, a los que denominó “estúpidos”, “marmotas” e “idiotas”. Habría que ver si al menos ellos pueden leer de corrido.
El recuerdo de Les Luthiers
La insólita situación de uno de los hombres más poderosos de Argentina, demostrando que no puede leer un simple discurso, trae a la memoria de los argentinos un recuerdo ineludible. El grupo cómico Les Luthiers, de la mano del recordado Daniel Rabinovich, tiene un clásico sketch que no es más que un discurso mal leído. Un gran humorista, una carpeta y una hoja era suficiente para hacer reír a carcajadas a cientos de espectadores todas las noches. La misma situación, con uno de los hombres más fuertes del sindicalismo argentino, hoy nos da ganas de llorar. En manos de esta gente estamos.
Como dicen, la realidad supera la ficción.