Aunque L-Gante ya tenía su público fiel, luego de la mención de la vicepresidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner, el joven trapero pasó a estar en boca de todos. La historia de la semana comenzó con un artículo en un diario, donde el músico contó que sus populares creaciones salieron de un humilde equipamiento: un micrófono de mil pesos (seis dólares) y una computadora portátil “Conectar Igualdad”, de las que otorga el Estado en las escuelas. CFK casi que se adjudicó el éxito del cantante, que horas después dijo en televisión que el equipo no se lo dio el Gobierno, sino que lo adquirió en una transacción de mercado absolutamente informal. Un papelón digno de los de su compañero del Poder Ejecutivo, Alberto Fernández.
Con una sonrisa exultante, la jefa política del oficialismo dijo que estuvo leyendo la entrevista “al pibe, L-Gante, creo que se llama”. “Yo les recomiendo que lo escuchen porque él dice que con esa Conectar Igualdad, que recibió en el 2014, y un microfonito de mil pesos, hizo un tema que hoy tiene 176 millones de reproducciones en YouTube en el mundo”, señaló. Como era de esperar, su platea comenzó con el aplauso fácil y predecible para la vicepresidente y el supuesto logro incuestionable de su gestión como Jefa de Estado 2007-2015.
Todo parecía indicar que Cristina Kirchner había podido reivindicar un cuestionado proyecto. Es que, luego del lanzamiento con bombos y platillos del plan Conectar Igualdad, se supo que el Estado gastaba mucho más dinero en cada computadora portátil, de lo que salían en cualquier tienda del mundo de los países con un mercado medianamente abierto. Mientras el Gobierno argentino le ponía impuestos prohibitivos a la tecnología importada y abastecía al mercado local con ensamblados caros de Tierra del Fuego, el Estado repartía “gratis” equipos caros y mediocres, con los dineros públicos. Ineficiencia, populismo, complicidad con empresarios prebendarios, típicas características recurrentes del kirchnerismo.
Sin embargo, el relato duró muy poco. Menos de un día. En una entrevista televisiva, L-Gante dijo que el equipo no lo recibió en la escuela de la mano del Estado, como sugirió la vicepresidente. Lo obtuvo en una transacción de mercado negro, por parte de alguien que no le daba utilidad. Una clara solución espontánea de libre comercio, que aparece para corregir la ineficiencia (y la soberbia) de la planificación centralizada, que jamás podrá asignar recursos con la eficiencia de los intercambios voluntarios.
Pero como si esto fuera poco, el joven músico que CFK puso de ejemplo, liquidó el mensaje ético y moral del kirchnerismo, asegurando que el Estado no debería “darle cosas porque sí a la gente”. Otro desacierto comunicacional del Gobierno argentino. Van demasiados en poco tiempo.