Luego de la primera parada en Portugal, el presidente argentino continuó hoy su gira en España, donde se encontró con un Pedro Sánchez devaluado. La pésima elección del Partido Socialista en Madrid recientemente, más que el reflejo de un debate local, dejó en evidencia el desgaste de la fracasada alianza en el ámbito nacional con Pablo Iglesias y Podemos. Ya en el epílogo de su mandato, que obviamente tiene los días contados, el mandatario español le brindó el apoyo al también golpeado presidente argentino.
“El presidente Fernández sabe perfectamente que España siempre ha abogado para que Europa mire con mayor compromiso las posibilidades de América Latina. Durante estos meses largos también en la Cumbre Iberoamericana trabajamos para revisar el mecanismo de sobretasas que tiene el FMI y está dañando y mucho las posibilidades de financieras de Argentina. Apoyamos en esto al presidente Fernández”, señaló esta mañana Sánchez.
Por su parte, Alberto Fernández le agradeció “el apoyo que siempre ha dado España, una y otra vez, ante los planteos frente a los organismos por la inmensa deuda” que le dejó Mauricio Macri. Siempre la misma excusa: el endeudamiento de la gestión anterior y las complicaciones de la pandemia. La verdad es que el presidente argentino cansa con sus medias verdades, que seguramente ni él cree.
Que Mauricio Macri recurrió al Fondo Monetario Internacional en la segunda mitad de su mandato, cuando su fracasado “gradualismo” pasó factura es claro. Que hoy Argentina tiene que lidiar con esa deuda, también. Sin embargo, Fernández se queda en la superficialidad total y no menciona dos cuestiones importantes. El Gobierno de Cambiemos tuvo que enfrentar los vencimientos que dejaron su vicepresidente y su amigo Kicillof, actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
Lo que tampoco dice Alberto, es que el problema del déficit fiscal, que dejó el kirchnerismo y se mantuvo en el macrismo, hoy sigue vigente. Protestar por la deuda actual, mientras le sigue complicando la vida a los argentinos con una inflación galopante, producto de la emisión descontrolada para cubrir el déficit es hipócrita.
Mauricio Macri se acobardó a la hora de enfrentar el déficit estructural del Estado, pero al menos puso la cara para reducir los subsidios delirantes a las tarifas. Alberto, su jefe de Gabinete, así como también su ministro de Economía, no pudieron ni siquiera echar a un subsecretario kirchnerista de Energía, que fomenta el retorno a la irresponsabilidad fiscal máxima. La herencia de Alberto será peor que la de Cambiemos. Esperemos que el próximo se haga cargo y no base su gestión en la “herencia recibida”.
La semana pasada, Fernández, resignado y ofuscado, dijo que de nada sirve “ponerle plata en los bolsillos de la gente” si los precios siguen subiendo. Es que seguirán subiendo si mantiene su estrategia infantil de controles de precios e irresponsabilidad monetaria. Dejando de lado el desastre de Venezuela, el mes pasado, con el 4 %, Argentina tuvo la misma inflación que el resto de los países de la región…combinados. Ni siquiera el boom de la soja a 600 dólares la tonelada logra ponerle paños fríos a una situación descontrolada.
Compromisos complicados
A fin de mes, Argentina debe desembolsar 2000 millones de dólares ante el Club de París. Con el Fondo Monetario Internacional, hay que cumplir con dos cuotas de capital, que arrojan un total de 4500 millones de dólares. En caso de no conseguir una renegociación, los pagos tendrían que realizarse en septiembre y diciembre. Si en este escenario no se cumple con el compromiso o se logran aplazar los vencimientos, Fernández deberá lidiar con un nuevo default del país.
Aunque el presidente y Cristina Kirchner ya dijeron que Argentina “no puede pagar en estos términos”, es muy complicado conseguir una renegociación. A lo sumo, la gestión peronista podría llegar a tener algo de suerte con las sobretasas (a las que Sánchez hizo mención) que pagan los países que se exceden en el cupo crediticio, y en la próxima asignación de los Derechos Especiales de Giro. Las DEG se tratan de un activo financiero emitido por el FMI que se reparten entre los miembros. Alberto Fernández pretende que las potencias centrales cedan su parte de la repartija a los países más “necesitados” por la situación de la pandemia. Es decir, el peronismo plantea al mundo la “redistribución” de las DEG. Terminología (y costumbre) argentina for export.