La versión 2021, que tendrá lugar este 25 de abril, será semipresencial y tendrá varias limitaciones. Esta entrega del Óscar, a diferencia de las ediciones previas, tendrá una alfombra roja bastante escueta y contará con varias transmisiones virtuales desde varias ciudades europeas, dadas las dificultades ya conocidas por todos vinculadas a la pandemia del COVID-19.
Aunque, dado el formato, puede existir alguna que otra problemática técnica, lo cierto es que cuando las cosas tienen que salir mal, salen mal. La historia de los Óscar dejó en evidencia que no hay peor falla en vivo que el error humano de confundir el sobre a la hora de anunciar el premio mayor. En estos 93 años, la Academia transpiró demasiado en varias oportunidades, con situaciones inesperadas que se volvieron inolvidables para el público. Repasemos cuatro de esos momentos que los organizadores esperan que no se repitan jamás y una perlita emocionante inolvidable.
¿La la land o Moonlight?
Warren Beaty y Faye Dunaway nunca pensaron que serían sometidos a semejante vergüenza. Los veteranos actores recibieron en la entrega del Óscar 2011 el sobre con el premio a la mejor actriz, cuando tenían que leer el galardón al film ganador. En el momento de mayor tensión de la jornada, Beaty lee que el papel dice “La la land”, pero que también está escrito el nombre de Emma Stone. Sospechando que algo estaba mal, trató de jugar con el misterio unos segundos, mientras buscaba a su compañera con la mirada para ver qué era lo que hacían. Dunaway leyó el nombre de la película directamente y el resto es historia. El papelón más grande de la entrega de los Óscar hasta el momento.
Antes del progresismo sobreacutado, existió el racismo real
Hattie Mc Daniel hoy es recordada como la primera actriz negra en ganar un Óscar en 1939 por su rol de reparto en “Lo que el viento se llevó“. Sin embargo, todo fue muy duro para ella por esos años. Aunque suene increíble, Mc Daniel no pudo ver la película en pantalla grande el día del estreno. El cine donde se proyectó no le permitió la entrada por la cuestión racial. A pesar de la nominación al Óscar, se discutió la invitación a la actriz a la ceremonia, a tal punto que Clark Gable, estrella de la película, amenazó con el faltazo si su compañera de elenco no asistía.
Finalmente pudo ir y ganó el premio. Pero durante la velada no pudo sentarse en la mesa principal con sus compañeros, ya que la mandaron al fondo, escondida de todo el glamour del estrellato blanco. La ganadora no pudo recorrer la alfombra roja y tuvo que caminar bastante para llegar al escenario donde recibió el galardón. Murió de cáncer en 1952 a los 57 años. En su testamento pidió ser enterrada en el Hollywood Memorial Park, pero su deseo postmortem también fue denegado. Faltaban todavía 13 años para que terminen las leyes de segregación en Estados Unidos.
El primer corredor nudista de Estados Unidos
Aunque en la actualidad ya no es demasiado extraño ver a alguien interrumpir un evento masivo como Dios lo trajo al mundo, en 1974 esto no era para nada usual. David Niven se preparaba para anunciar a una Elizabeth Taylor en su esplendor con unas palabras escritas cuando George Opel cruzó por detrás suyo completamente desnudo.
Con muchísimo oficio, mientras la banda seguía tocando, el veterano y premiado actor salió del paso con una broma referida al tamaño del miembro del intruso. La misma Liz hizo referencia al suceso, reconociendo con una sonrisa que “el acto” que había tenido lugar era difícil de seguir, como si se tratara de parte del espectáculo.
¿Quién puede rechazar un Óscar? Marlon Brando
Aunque competía con grandes actores como Michael Caine y Peter O´Toole en la edición de 1973, el rol del Marlon Brando en “El Padrino” lo hacía el favorito para la categoría de mejor actor. Previendo la estatuilla, Brando decidió enviar a una supuesta representante nativa de los indios Apache que subió en su lugar. Ella rechazó el premio en nombre de Brando y explicó el motivo: el maltrato actual hacia los indios norteamericanos por la industria del cine y la televisión.
El inesperado hecho generó aplausos y abucheos en el público presente.
El mono que entregó la estatuilla
Fue en la celebración de 1969. Sin “maquillaje” como categoría, la Academia se dio cuenta de que el trabajo de John Chambers en “El Planeta de los Simios” no podía pasar sin el máximo reconocimiento. Es por eso que se entregó la estatuilla como premio excepcional, sin competencia ni terna.
Walter Mattau fue el encargado de presentar al homenajeado, que subió al escenario en medio de los aplausos por aquellas prótesis absolutamente revolucionarias e innovadoras para la época. Pero la nota de color la dio el que entregó el premio. Vestido de gala, un chimpancé se acercó al atril con el merecidísimo galardón, emocionando visiblemente a Chambers. “¿Cómo puedo seguir luego de un acto como ese?”, dijo el especialista en maquillaje y prostética antes de comenzar su discurso.