Alberto Fernández se convirtió en el embajador de la Sputnik V por razones de fuerza mayor. Más allá del interés geopolítico y las alianzas que prefiere su jefa, Argentina quedó a merced de la vacuna rusa. Los laboratorios privados del resto del mundo, con buen tino, no llegaron a formalizar los acuerdos ante las insólitas exigencias nacionales. Por ejemplo, que los fletes los hiciera Aerolíneas Argentinas.
Ante la desconfianza generalizada con respecto al invento ruso, Alberto Fernández decidió dar el ejemplo y, literalmente, puso el brazo para tratar de generar certidumbre en la población, con respecto a la única vacuna disponible por esos días. Aunque se aplicó las dos dosis en tiempo récord, “privilegio” que no tuvo ningún otro argentino, lo que incrementó los márgenes de confianza no fue la ejemplaridad kirchnerista sino una publicación científica.
La prestigiosa revista médica británica, The Lancet, aseguró que la Sputnik V cuenta con casi 92 % de efectividad, cifra superior incluso al resto de las vacunas que la gente en Argentina prefería. Pero hasta que estos datos se hicieron públicos, muchos argentinos plantearon sus dudas sobre si Alberto, Cristina y Kicillof se habían vacunado realmente. No faltaron las hipótesis conspiranoicas en las redes sociales que aseguraron que todo era un acting para generar confianza, pero que ni ellos se habían “vacunado” realmente.
El positivo del fin de semana de Alberto Fernández volvió a abrir el debate. ¿Justo al presidente argentino tenía que tocarle el 8 % de probabilidad de falla? Pero las dudas no se limitaron a la vacuna. Resulta que su mujer, al igual que todo el entorno del mandatario, resultaron negativos. Las dudas entonces se dispararon hacia todas las direcciones.
Pero más allá de los debates en las redes sociales, a quien no le gustó nada lo que pasó fue al presidente ruso, Vladimir Putin. El fracaso a nivel de anticuerpos en el internacionalmente famoso Alberto Fernández fue el golpe más duro que recibió la Sputnik V desde el golazo de la publicación que la bendijo. En el Gobierno argentino se sorprendieron e incomodaron con la llamada del ruso, que quiso hablar personalmente con Alberto para interiorizarse de primera mano sobre la situación. La sorpresa fue tal, que tuvieron a Putin en línea varios minutos, hasta que la burocracia local pudo dar con un traductor disponible el fin de semana.
El impacto del positivo de Fernández tuvo repercusiones hasta en México, país donde la Sputnik V también se aplica de forma masiva. “En epidemiología no se hacen inferencias a partir de un caso, por notorio que sea. Lo que se requiere es la experiencia poblacional”, tuvo que salir a decir el subsecretario de Salud del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ante los cuestionamientos que comenzó a recibir la vacuna que el mismo Fernández los ayudó a conseguir.
Por estas horas, en el ministerio de Salud argentino hay preocupación por una visita inesperada que podría llegar en cualquier momento. Según trascendió este martes, el Gobierno ruso habría informado que enviará una delegación especializada en una operación “lo más secreta posible” para analizar al detalle la situación clínica del presidente, y tener más información sobre lo ocurrido.
A Putin hay algo que no le cuadra.