Mauricio Macri, en el llano, decidió imitar una jugada exitosa de Cristina Kirchner. El lanzamiento del libro del expresidente tiene mucho de parecido con “Sinceramente”, de la actual vice: Gobierno que hace agua por todos lados y un lanzamiento que apela a la nostalgia de otros tiempos, cuando no se estaba tan mal. Es que, mirando el bolsillo de los argentinos, con Macri estábamos peor que con Cristina, pero con Alberto ya estamos peor que con Macri. Claro que este es un análisis simple, ya que el problema es la falta de reformas de fondo. Si no se hacen, mañana estaremos peor que hoy. Pero eso no se discute, lamentablemente. El tema hoy es el libro de Macri, pero al menos su salida al mercado nos permite reparar en los problemas conceptuales presentes en los dos lados de la grieta.
Si algo le vino bien al marketing del libro de Macri fue la actitud de las editoriales kirchneristas, como Sudestada. La empresa, apelando al lógico derecho de hacer lo que se le da la gana en su negocio, comunicó que no venderá “Primer Tiempo”. Con un comunicado en sus redes sociales, titulado “Con Macri no”, aclararon que con la gestión de Cambiemos “no tienen nada que ver”, por lo que le pidieron a la clientela que “busquen el libro en otra parte”.
"Sudestada":
Porque anunció que no venderá el libro #PrimerTiempo de Mauricio Macri pic.twitter.com/qmYwCMon99— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) March 11, 2021
El problema es que el grupo progresista cae en una enorme contradicción al apelar a su derecho indiscutido de la propiedad privada, derecho de admisión y libertad de comercio. Ellos no podrían nunca justificar decentemente los motivos por el cual le dicen que no al libro de Macri conceptualmente. Siempre fueron partidarios de la intromisión estatal en todos los ámbitos del comercio. Sin embargo, hoy se niegan a vender “Primer tiempo”.
Desde las leyes de talles, que obligan a los negocios de ropa a vender medidas por obligación, hasta el derecho de admisión en los boliches, la izquierda jamás apeló al boicot para repudiar actitudes que consideraron negativas. Siempre fueron a buscar la intervención estatal para vulnerar la libertad comercial de los demás. Esto tendría que sentar un precedente importante.
El macrismo debería forzar el debate para que la gente de Sudestada tenga que apelar públicamente a su derecho de hacer lo que quieren con su propiedad. Único argumento válido, pero que les quedaría muy incómodo.
Pero del lado del expresidente, la problemática conceptual es tan seria como en el kirchnerismo. La agrupación Jóvenes Republicanos, de fuerte militancia dentro del PRO, salió a denunciar la supuesta censura y discriminación de Sudestada a “Primer Tiempo”, como si ellos no tuvieran derecho a no vender el libro. En lugar de exponerlos para que tengan que hacer una defensa “conservadora” de su independencia, autonomía y libertad comercial, dejando en evidencia la contradicción con su discurso de siempre, los jóvenes macristas decidieron actuar como kirchneristas: Denunciaron a la empresa en el INADI para que cese con su comportamiento hostil y venda el libro…por la fuerza.
Evidentemente, la nueva generación del macrismo tiene las mismas falencias conceptuales que los dirigentes que fracasaron en ofrecer una alternativa al kirchnerismo. Al menos, el libro de Macri dejó en evidencia una vez más, que hay que buscar soluciones por afuera de la clásica grieta argentina.