¿Hasta cuándo le vamos a echar la culpa al kirchnerismo de todo lo que nos pasa? Uno tiene todo el derecho del mundo a indignarse ante los atropellos, la corrupción y la violencia institucional que se generan desde el poder de manera sistemática.
Sin embargo, llega un momento cuando también es preciso hacer una autocrítica. Si los argentinos el día de hoy no tenemos la reacción necesaria y generamos la presión para que el senador José Mayans sea eyectado de su banca en el Senado, realmente nos merecemos perder lo poco que nos queda de libertad, a manos de una banda de bandidos ignorantes de poca monta.
Ante las denuncias contra Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, señalado por mantener encerrados en condiciones inhumanas a decenas de ciudadanos en “centros de aislamiento”, el legislador manifestó: “El derecho lo tenés, pero no en pandemia. Es claro el Código Penal, no podés andar contagiando a la gente”.
En la provincia del norte argentino se registraron gravísimos casos de detenciones de personas inocentes, quienes fueron extraídas a la fuerza de su domicilio para ser sometidas a los protocolos que imponen las autoridades políticas. En las últimas horas se multiplicaron las denuncias de formoseños que no recuperan la libertad (sin haber cometido delito alguno) a pesar de contar con hisopados negativos.
Un médico de la provincia denunció que le solicitan cinco test negativos consecutivos para salir de su detención. “En ningún lugar del mundo exigen cinco hisopados negativos. Me hicieron un cuarto y el domingo será el quinto. Esto es una detención”, señaló el doctor Héctor López Cano.
El jurista y escritor Ricardo Manuel Rojas conversó en exclusiva con PanAm Post y aseguró que las declaraciones aberrantes de Mayans “lo único que hicieron fue exteriorizar el pensamiento de la mayoría de los políticos y gobernantes, que no se animan a decirlo”.
“Es que ellos se consideran con poderes y facultades superiores al resto de los ciudadanos comunes, cuando en realidad es al revés. Ellos son empleados de la gente. Usan la pandemia como excusa para decir que ahora no hay derechos, pero lo cierto es que para ellos no existen nunca. Por eso hay provincias argentinas gobernadas hace décadas por señores feudales que se comportan como dictadores”, resaltó.
En medio de las sesiones virtuales, el tristemente célebre “diputado chupatetas” generó un escándalo descomunal al aparecer en la pantalla del recinto con un seno de su pareja en la boca. La clase política reaccionó ante semejante espectáculo y en menos de lo que canta un gallo el legislador tuvo que presentar su renuncia en contra de su voluntad.
El titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, del mismo espacio político que el legislador que generó el escándalo, dijo que no era momento para cuestiones partidarias y había que actuar con toda la rigurosidad que la honorabilidad de la Cámara requería.
Entonces, ¿qué sanción, le cabe a un senador cuando dice que debido a la pandemia del COVID-19 quedan suspendidas las garantías constitucionales? Si comparamos los exabruptos, el diputado que perdió su banca, en comparación a Mayans es, valga la redundancia, un “bebé de pecho”.
Estas declaraciones no pueden pasar por alto y merecen un repudio generalizado, que, si no ocurre, quedará en evidencia lo que somos como país: una vergüenza. Esperemos que al menos la gente desinteresada en los asuntos políticos recuerde, aunque sea, alguna clase de educación cívica del secundario.
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