Los cortos dicen “Argentina unida”. Sin embargo, parecen fomentar todo lo contrario. A través de una serie de spots titulados “La Cuidadanía” con malos actores e interpretaciones absolutamente sobreactuadas, las autoridades pretenden describir la vida social postcuarentena.
Las escenas son prácticamente calcadas. En todas ellas, hay un ciudadano responsable, mejor dicho, un “cuidadano” que, por usar barbijo sufre las burlas de su grupo de amigos. Por su parte, en un contexto de bullying, los irresponsables les dicen a los ciudadanos ejemplares que ya pueden sacarse el barbijo o compartir un mate. “Dale que no sos tan feo, sacátelo”, “¡¿Pero, cómo vas a tomar la sidra con el barbijo puesto?!” son algunas de las frases de las propagandas de mal gusto del Gobierno argentino.
Lamentablemente, en democracia, el peronismo vuelve a apelar a la propaganda goebbeliana, que utiliza cualquier chivo expiatorio para su comunicación facciosa. Aunque parezca que esta campaña no reviste demasiada importancia, replica en el marco de un formato actual los vicios de los perores autoritarismos de la historia.
El abogado, escritor y periodista Marcelo Gioffre, que acaba de lanzar junto a Juan José Sebreli el libro “Desobediencia civil y libertad responsable”, cuestionó en duros términos la campaña oficial y dudó sobre su finalidad sanitaria:
“Los estados estaban en la obligación al inicio de la pandemia de brindar información confiable y neutral para que los ciudadanos cumplieran con la premisa de la libertad responsable, a la que hacemos referencia en el libro con Sebreli. Estas cuestiones podrían tener que ver con el distanciamiento, el uso del barbijo, etcétera. El problema es que, en el caso de la Argentina, se mantuvo a la gente encerrada durante ocho meses. Y ahora pretenden llamar gil, idiota, estúpido, a aquel que no cumple con esa libertad responsable. Pero no cumplir después de ocho meses es como abrirle la jaula a una fiera después que la encerraste casi un año”, señaló.
En diálogo exclusivo con PanAm Post, Gioffre resaltó que el Estado carece de “capacidad moral” para insultar a los argentinos mediante una campaña publicitaria. “La idea de la libertad responsable le da la autonomía al ciudadano de elegir. Aun cuando su elección sea desacertada, él tiene la libertad de cuidarse o no. Si una persona decide, por ejemplo, andar sin barbijo, serán sus amigos o familiares los que no lo inviten a una reunión. Pero el Estado no tiene ninguna capacidad moral para insultarlo ni para decirle nada, porque la persona es libre de hacerlo o no”.
En la opinión del autor, lo único que logra la campaña es aumentar la grieta, ya que considera que no conseguirá responsabilizar a los supuestos irresponsables o lograr que los que no lo son, tengan una actitud diferente ante esta circunstancia. “En el fondo se trata de una cuestión electoralista que se centra en los votantes del oficialismo para que odien a los que no son kirchneristas. Me da la impresión que esta es la única función de la campaña y que no hay nada que tenga que ver con la problemática sanitaria”, concluyó.