Cuando el expresidente argentino Mauricio Macri quiere decir algo emplea una estrategia eficiente, que conduce a que sus dichos sean replicados por los principales medios de comunicación nacionales. Desde su cuenta de Facebook, el líder de Juntos por el Cambio recurre a breves comunicados que siempre cuentan con un título en mayúsculas y algunos párrafos de desarrollo, en los que reflexiona sobre alguna cuestión de actualidad. Hasta este momento, el formato le ha permitido mantener su espacio como referente opositor, evitando diálogos “mano a mano” con periodistas o entrevistas que podrían incomodarlo.
Esta mañana, bajo el título “Abran las escuelas”, Macri opinó sobre el inicio de las clases, que debido a presiones sindicales podría llegar a posponerse una vez más. Pero más allá de la cuestión de coyuntura, el exmandatario y jefe del PRO mandó un mensaje entre líneas, con una finalidad política concreta: seducir al creciente electorado liberal de Argentina.
“Dicen que de todo debemos aprender y esta pandemia nos ha dejado más de una lección. El debate sobre libertades individuales e intervención del Estado se ha intensificado y, tristemente, en nuestro país el péndulo se movió hacia uno que limita al ciudadano en su movilidad, pero también en derechos universales como el acceso a la educación”, resaltó Macri.
Sus reflexiones acerca del “rol del Estado” y las “libertades individuales”, tópicos escasamente presentes durante su gestión, no son casuales ni inocentes. Las encuestas muestran que, sobre todo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (bastión natural de su espacio político), la propuesta liberal podría estar midiendo, al día de hoy, hasta diez puntos. La obsesión de Macri apunta entonces a tratar de sumar ese importante caudal a su frente, como para garantizar un primer puesto en las legislativas de 2021 y así posicionarse de cara a las presidenciales de 2023.
Las reuniones con los liberales
Ya desde el final de su mandato, Macri, acorralado por la crisis económica que su “kirchnerismo de buenos modales” generó, decidió comenzar a consultar a los referentes liberales. El primero en desfilar por su despacho fue Ricardo López Murphy, que le reiteró en privado (como venía haciendo públicamente) los motivos técnicos del previsible desastre. En aquella oportunidad, el “bulldog” pudo dejar de lado las diferencias personales y le dio un sano consejo para evitar el retorno del kirchnerismo: le pidió que desistiera de su intención de reelección, para que el espacio no populista presentase a un candidato menos desgastado. Macri lo ignoró, de la misma manera que lo hizo con sus consejos económicos. Así le fue.
Otro referente convocado por el expresidente antes de abandonar la Casa Rosada fue el economista Roberto Cachanosky. Al igual que López Murphy, y tal como lo hizo durante los cuatro años de Cambiemos en distintos medios de comunicación, este segundo interlocutor también le marcó a Macri las inconsistencias de su modelo económico. “Cacha” ya había sido convocado anteriormente por miembros del equipo económico, pero en cada reunión los funcionarios argumentaban que sus propuestas eran complicadas de implementar políticamente. No se hizo nada de todo lo recomendado y el fracaso político, al que tanto le temían, se convirtió en realidad en la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales.
Ya en el llano como opositor, el expresidente invitó a charlar al economista José Luis Espert, quien asistió a la reunión acompañado por el periodista Luis Rosales. Según trascendió, aunque el encuentro fue ameno, la dupla liberal le dejó en claro que sin un programa de reforma no habría alianza política posible.
Recientemente se filtró el dato de una reunión que tuvo lugar en el mes de noviembre, donde el invitado fue el abogado y analista de mercados Carlos Maslatón. En sintonía con un artículo publicado en PanAm Post, el impulsor de la “revolución barrani” le habría dicho a Macri que su caída era previsible, ya que su equipo económico había emulado el desastre realizado por Martínez de Hoz durante la presidencia de facto de Videla.
Hasta el momento Mauricio Macri no ha dado ninguna señal clara de un eventual giro hacia el liberalismo en un posible mandato a futuro. En el caso de hacerlo, tampoco es seguro que este exigente electorado le crea ni que le otorgue siquiera el beneficio de la duda.