Cristina Fernández de Kirchner ya le declaró la guerra abierta a la Corte Suprema de la Nación. Mediante una carta abierta en su sitio web, replicada en sus redes sociales, la vicepresidente cargó contra el máximo tribunal en conjunto y criticó, uno por uno, a todos sus ministros.
Hace unas semanas su diputado Leopoldo Moreau ya había dado el primer paso en este sentido, cuando aseguró en una entrevista que la Corte estaba absolutamente desprestigiada ante la opinión pública. Las últimas declaraciones de CFK alertaron a la oposición y la Coalición Cívica de Elisa Carrió comenzó el tratamiento para el pedido de juicio político. Los legisladores “lilitos” consideraron que sus palabras fueron un ataque frontal a la república y la división de poderes.
El que acaba de marcar un punto sin retorno es Luis D´Elía, que llamó a ampliar urgente el número de la Corte para conseguir una mayoría automática que garantice la impunidad de la exmandataria. Para el dirigente cristinista, a los cinco miembros del máximo tribunal hay que dejarlos “donde están”, pero hay que nombrar otros seis. De esa manera, la nueva mayoría oficialista, podría desarticular la supuesta intención de la Corte de encarcelar a CFK.
Pero otra cuestión que llamó mucho la atención fue la urgencia del plan delirante que el referente K tiene en mente. En la opinión de D´Elía, la nueva Corte debe estar constituida antes de febrero. Sino, la vicepresidente podría comenzar el mes de marzo en prisión. Con relación a sus fueros como senadora, el dirigente piquetero reconoció que no confía en el peronismo. Su argumento en este sentido es el desafuero al exdiputado Julio De Vido. La cámara de diputados, con varios votos peronistas, le soltó la mano y el exministro de Néstor y Cristina terminó condenado y detenido.
Seguramente ahora el kirchnerismo salga a tomar distancia de los dichos, asegurando que D´Elía habla a modo personal. Pero la realidad es que en el verticalismo cristinista no hay espacio para estas individualidades. Aunque sus palabras no sirvan más que para marcar la cancha y poner el tema en agenda, no hay muchas posibilidades que estas declaraciones hayan tenido lugar sin la venia (o la orden) de la jefa.