Fue una apuesta osada. Pero las necesidades del Gobierno hicieron que Alberto y Cristina sucumbieran a la tentación populista de mostrar la foto con el féretro de uno de los argentinos más queridos. Salió mal. En 2010, la muerte de Néstor Kirchner, y el masivo velatorio en la Casa Rosada, había resultado, si se permite el término, un éxito. CFK fue vista de luto por decenas de miles de personas que pasaban a dar el último adiós, y que luego le dieron la reelección. Cabe destacar que el kirchnerismo venía de perder las elecciones legislativas. Pero Néstor, desde el más allá, contribuyó a la remontada política de un espacio que venía en decadencia. Con Maradona, todo fue un desastre.
“Maradona vive. El Gobierno está muerto. Hoy es el acta de defunción del Gobierno, no de Maradona. Hoy se murió Alberto Fernández, Cristina Kirchner, se terminó”, dijo desde su programa el referente peronista Santiago Cúneo. “¡Hoy le tomaron la Casa de Gobierno! A ver si me entendés, argentino. Les saltaron la reja, se metieron en el patio de Las Palmeras y no los violaron porque no tenían tiempo. La situación fue de desborde absoluto”, indicó desde Canal 22.
En su furiosa editorial luego del evento, Cúneo aseguró que haber llevado a Maradona a la Casa de Gobierno fue “un estúpido acto demagógico intentando capitalizar un ataúd”. En su opinión, el velatorio fue una burda operación mediática para “tratar de detener la caída libre del Gobierno, por lo menos por tres días”.
— Out of context Cuneo (@OutCuneo) November 30, 2020
Desde su columna en Infobae, Román Lejtman, quien suele oficiar de portavoz informal del presidente, también fue muy duro: “El funeral de Maradona exhibió la soledad de Alberto Fernández y desnudó la fragilidad del Gabinete Nacional”, señaló. El periodista asegura que el jefe de Estado le había cedido el control del evento a Claudia Villafañe (exmujer y madre de las hijas de Maradona) y que fue ella la que se mostró intransigente con el horario de finalización del evento. El deseo de la familia era un entierro con luz natural, por lo que Fernández no pudo hacer nada para extender el velatorio.
“En este contexto, la debilidad del Gabinete Nacional afloró como un hecho político natural. Alberto Fernández tiene 21 ministros, y en plena batahola institucional -con la gente entrando por la fuerza a Balcarce 50- sólo tuvo a su lado a Cafiero y Eduardo “Wado” de Pedro, titular de Interior”, resaltó Lejtman.
Un diciembre condicionado
Aunque los Fernández del Gobierno pretendían que los tres días de luto que decretaron por el fallecimiento de Maradona fueran una distracción de los problemas de la política y la economía, los desmanes pusieron el foco en la ineptitud, pero también en la hipocresía del Gobierno.
¿Qué margen tiene el Gobierno para insistir con los recaudos frente al COVID-19 luego de organizar (mal) un velatorio masivo al que asistieron un millón de personas? En los próximos días, las autoridades tendrían que comunicar los protocolos para las fiestas y las vacaciones, pero su margen de maniobra quedó absolutamente limitado por los sucesos de la semana pasada.
En las últimas horas, varios videos viralizados en las redes sociales mostraron el hartazgo de la gente del acoso de las autoridades, que insisten con los permisos para utilizar el transporte público. El denominador común de las imágenes son los policías que se quedan sin respuesta ante ciudadanos que los increpan por el doble discurso, las contradicciones e hipocresía del Gobierno nacional.