Lamentablemente, muchas veces es ingrato el lugar que nos toca ocupar a los defensores de la sociedad abierta, la economía de mercado y las ideas de la libertad.
Casi todos los días nos toca discutir con el progresismo abanderado de la redistribución del ingreso, que nos repite siempre la misma falacia: “Si hay algunas personas que son multimillonarias… ¿por qué no quitarles una porción de su fortuna para repartir entre los que no tienen absolutamente nada?”.
Mientras explicamos que las políticas redistributivas, en lugar de repartir mejor la torta, la reduce y solo benefician al repartidor (la clase política), la mayoría de las veces tenemos que lidiar con la acusación simplista de que defendemos los intereses de “los ricos”.
Los liberales ya estamos acostumbrados a lidiar con la paradoja que el “progre acusador” nos supere en ingreso y patrimonio y que esos “ricos”, que supuestamente defendemos, le den de comer con sus argumentos estúpidos a la izquierda.
¿Qué dijo?
Consultado por la situación crítica que se vive en Argentina, Lionel Messi tuvo unas declaraciones desafortunadas que —aunque suenen correctas para muchos— lo único que hacen es incrementar la confusión total en materia económica.
El multimillonario futbolista estrella del Barcelona aseguró que la desigualdad “es uno de los grandes problemas de la sociedad”, por lo que hay que luchar para corregirla “cuanto antes”.
Si bien muchos ingenuos celebraron su superficial compromiso social en las redes, también le llovieron las críticas. No fueron pocos los usuarios que lo invitaron a compartir su salario con el resto de los jugadores el equipo y hasta con los humildes jugadores del ascenso argentino.
Lo cierto es que si la desigualdad fuera un problema, Messi sería la injusticia viviente. Y para hacer realidad sus dichos. Él debería compartir sus ingresos con sus colegas menos talentosos, incluidos sus abultados y extravagantes ingresos por publicidad, para que todo sea repartido entre los más necesitados.
La realidad
Aunque suene antipático, la desigualdad, lejos de ser negativa, es absolutamente natural. Si aceptamos que las personas decidan manifestar libremente sus preferencias, la asignación de recursos desafortunadamente siempre será desigual.
El gran problema es la pobreza. Para solucionar este asunto, además de generar políticas que fomenten la multiplicación del capital, lo primero que hay que hacer, sobre todo en Argentina, es dar la batalla cultural para que la gente comprenda la falacia redistributiva.
No sabemos si Messi dijo esto por ignorante en materia económica o por hipócrita. Lo que sí es un hecho es que sus palabras contribuyeron, una vez más, a la causa retórica del pobrismo, que no es otra cosa que el multiplicador de la pobreza y la dependencia gubernamental.
Para destacados representantes por el mundo que repitan estupideces, los argentinos ya tenemos al papa Francisco.
Hacenos un favor y dedícate a jugar a la pelota, Lionel…