En 1990 Brian May y Roger Taylor estaban indignados. El rapero del momento, Vanilla Ice, había sampleado impunemente el famoso riff de bajo de “Under Pressure”, hit compuesto por Queen junto a David Bowie en 1981. La canción, que hizo una fortuna y encabezó el Billboard Hot 100, aprovechaba la melodía instalada en la mente de la gente desde principio de los ochenta. Y aunque la joven estrella negaba que ambas canciones estén relacionadas, la mentira no se pudo sostener por mucho tiempo.
El rapero, además de compensar a los veteranos rockeros ingleses por la utilización de la canción, tuvo que agregarlos a la lista de autores del “Ice Ice Baby”. Hoy nadie se acuerda ni del súper hit de principios de los noventa ni de Vanilla Ice. Y su página en Wikipedia actualmente señala: “No logró repetir el gran éxito obtenido con Ice Ice Baby e intentó finalmente obtener mejor suerte presentando un programa en televisión”.
Aunque los éxitos pasajeros son la constante, los clásicos sobreviven al paso del tiempo. Sin embargo, la coyuntura nos confunde y nos hace creer que los que llegan a la cima podrían mantenerse allí. Por ejemplo, los tres millones de vistas en YouTube del último corte de Luis Fonsi pueden parecer demasiado. Pero en realidad, es poco y nada si las comparamos a las casi siete mil millones que obtuvo “Despacito”, publicado hace poco tiempo.
¿En el año 2045, alguien sabrá quien es Fonsi? ¿Y para 2065? El cálculo de los 25 y los 45 años no es arbitrario. Hagamos algunas comparaciones ilustrativas. En 1975, hace casi cinco décadas, Queen llegó a la número uno con Rapsodia Bohemia. Y en 1995 consiguió su último álbum en el top del chart británico con “Made In Heaven”. Hoy, el nuevo álbum Live “Around The World”, a horas de su lanzamiento —y a 29 años de la muerte de Freddie Mercury— es número uno en el Reino Unido. Pero otro dato no menor es que “Greatest Hits” de 1981 está entre los primeros 10 del top 40 de los discos que mejor anduvieron este 2020.
Es evidente que el mercado deja que varios prueben las mieles del éxito y la fortuna. De todas formas, guarda la gloria para aquellos que realmente la merecen. Claro que ese mercado no es más que la demostración de las preferencias variables de las personas, que a lo largo de la vida manifiestan interés por diversas cosas. Pero por más que un hombre se distraiga mirando a una bella dama por la calle, el verdadero amor tiene exclusividad, es más complejo y duradero. Eso es lo que consiguió Queen: amor y fidelidad para siempre de parte de sus seguidores, que cada día son más.
El nuevo disco es un compilado en vivo de las últimas giras junto a Adam Lambert alrededor del mundo. Tiene los éxitos de siempre y unas joyitas dignas del paladar de los fans más exigentes. A pesar de los 73 años de Brian May, los 71 de Roger Taylor y los 68 de Spike Edney —que acompaña a Queen y a sus proyectos solistas desde 1984—, el sonido de la banda es impecable. Claro que los músicos no muestran el desenfreno de los rock and roll medleys de los setenta, pero lo cierto es que suenan más prolijos, hoy más que nunca. El espectáculo que vienen brindando hace años, y que nos dio la oportunidad de ver a la mega banda en vivo a muchos, es digno de llevar el nombre Queen y tener el reconocimiento que merece. El de ser el número uno.