Si algo dejó la pandemia y las respectivas cuarentenas del coronavirus (Covid-19) en el mundo fue la posibilidad de repensar el trabajo. Aunque las herramientas digitales ya estaban disponibles, muchas empresas alrededor del planeta tuvieron la necesidad de profundizar el trabajo digital y lo cierto es que varias le han perdido el miedo a una posibilidad que se abre de la mano del futuro y la modernidad.
La posibilidad del trabajo por objetivos y la chance de contratar a personas que no tienen disponibilidad de abandonar el hogar por muchas horas deberían ser parte del nuevo horizonte para un país complicado por el desempleo, pero no. El Congreso argentino se dedicó a ponerle la pata en la cabeza al nuevo mundo con una ley ridícula, que lo único que generará será ahuyentar aún más la inversión, incrementar el desempleo y multiplicar conflictos legales.
En nombre de la justicia social y los derechos del trabajador, el empleado que decida dejar su oficina para ir a su casa (o donde desee) para realizar “teletrabajo” podrá determinarlo unilateralmente. El empleador tendrá la obligación de pagarle la conexión a internet y los gastos del domicilio que se vinculen con la permanencia del empleado en la casa por el tiempo proporcional vinculado a su labor. Pero el lugar físico del desempeño laboral en la empresa deberá aguardar por el trabajador, siempre. Si un día, la persona lo desea, ya sea porque se peleó con la mujer, se hartó de los hijos o necesita cambiar de aire, el empleado puede volver a su oficina. Todo deberá esperarlo allí, como corresponde, ya que sino puede darse por despedido y acceder a su indemnización.
El “derecho a la desconexión” también quedará regulado por esta nueva ley. Si el jefe o un compañero de trabajo tiene la imprudencia de mandar un correo electrónico o un Whatsapp fuera del horario formal, el empleado puede ir a la justicia y argumentar que está siendo hostigado. La empresa deberá evitar cualquier tipo de comunicación que vulnere este sagrado derecho laboral.
Leyendo este nuevo atentado en contra de las relaciones libres y voluntarias, uno se da cuenta que el único “derecho a la desconexión” que necesita Argentina… es el que debería tener la gente con respecto a las estupideces que hace la clase política nacional.
Este nuevo atentado contra el sentido común, que ya le hace agua la boca a los abogados laboralistas, se convirtió en ley esta tarde con 40 votos afirmativos y 30 negativos en el Senado. Lo curioso es que el paso previo en diputados tuvo 214 votos a favor, 29 abstenciones y nada más que un voto negativo. Los números muestran que para un espacio del macrismo, todo esto es una buena idea. La ley de “teletrabajo” es otra triste página en la historia del “kirchnerismo de buenos modales” que resultó ser Cambiemos.
La normativa entrará en vigencia 90 días después del denominado “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio”. Todo lo contrario de lo que necesita la Argentina postpandemia. Desde el sector empresarial ya adelantaron que la ley tiene muchos artículos “impracticables” y que su vigencia generará un “picnic para la industria del juicio laboral”. Cabe destacar que el tibio sector empresario nacional, ni siquiera se animó a cuestionar la normativa en su concepto. Tímidamente presentaron sus objeciones con respecto a “esta ley”, mientras pedían “otra más razonable”. Con estos contrapesos cobardes, el país está perdido.
En el reino de peronia, las leyes en “defensa” del trabajador, lo único que terminarán generando es el derecho a vivir sin trabajar, ya que existirán todos los derechos laborales habidos y por haber, pero faltarán las fuentes de trabajo.
Sálvese quien pueda y que el último apague la luz…