La política es cambiante y en Argentina mucho más. Al inicio de la pandemia decíamos que la oposición estaba desorientada, sin saber por dónde entrarle a un Alberto Fernández que tenía una supuesta aprobación de más del 80 %. Pero al agotamiento de lo que ya se conoce como “la cuarentena más larga del mundo”, sumada a la dura crisis económica y la recesión, se le agregó el conflicto por Vicentin.
El impacto del plan de expropiación contra la empresa agroindustrial alimentaria sorprendió tanto al oficialismo como a la oposición. Al presidente lo tomó por sorpresa el rechazo masivo de medio país que se olvidó del coronavirus (COVID-19) y se manifestó en contra del modelo supuestamente chavista. Al expresidente Mauricio Macri, que estaba más cerca del retiro que de otra cosa, le cayó el maná del cielo. Por arte de magia el PRO, que no se animaba a asomar la cabeza, había conseguido el relato y la agenda camino a las elecciones legislativas de medio término que tendrán lugar el año próximo.
Luego de una charla del expresidente con Elisa Carrió, fundadores de Cambiemos, el macrismo reconoció que necesita “ampliar” el espacio político que no pudo ganar la reelección en 2019 y cayó ante los Fernández. Pero ¿a qué se refieren con agrandar el frente? La idea es clara: seducir a algunos de los referentes liberales que surgieron en los medios de comunicación y reclutar peronistas incómodos con el perfil expropiatorio que tomó el Gobierno durante las últimas semanas.
En un comunicado, Juntos por el Cambio le respondió al oficialismo, que había manifestado que la pandemina bajo gestión macrista hubiera sido una tragedia. La gacetilla de prensa fue una especie de canto de sirena para los liberales, que todavía no tienen representación política clara: “Macri hubiera confiado en los argentinos y no en la imposición estatal”, señaló el documento.
Aunque se huele en las palabras la pluma de Patricia Bullrich, que ya reconoció que pretende que los liberales “jueguen adentro en 2021”, lo cierto es que la exministra de Seguridad no está sola. El excandidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto sigue manteniendo un discurso claro, en favor del sector privado, criticando constantemente “la cultura del pobrismo”. El exsenador proveniente del Justicialismo es el arma más contundente de la estrategia: su discurso busca enamorar del centro a la derecha y su identidad peronista pretende brindar algo de seguridad a los “compañeros” que no se sienten cómodos cerca de Cristina Kirchner y compañía.
Así comenzó el camino rumbo a las parlamentarias del año próximo. Pero claro… todavía falta un largo andar para las elecciones y puede pasar cualquier cosa.
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