El fiscal Alberto Nisman llegó a la causa del atentado de la AMIA de la mano del expresidente Néstor Kirchner. Según el fallecido fiscal, luego de la desaparición de Néstor, su viuda buscó desarticular la investigación, cuya pista apuntaba a Irán. El 14 de enero de 2015 Nisman denunció formalmente a Cristina Fernández de Kirchner (CFK), a quien acusaba de fomentar el encubrimiento con autoridades iraníes. Cuatro días después, el 18, el fiscal se presentó en televisión y aseguró que si no se fugaban, la entonces presidente y varios de sus colaboradores “terminaban presos”. Se le vio seguro de su investigación y no parecía un hombre deprimido al borde del suicidio. Sin embargo, horas después, y un día antes de ampliar su denuncia en el Congreso, apareció en el baño de su casa con un tiro en la cabeza.
Para el kirchnerismo, el fiscal se corrompió y terminó manipulado por elementos de inteligencia contrarios a CFK que le habían prometido ciertas pistas contundentes que finalmente no le entregaron. Desbordado y desesperado ante esta situación, Nisman habría decidido terminar con su vida.
Los que están convencidos del homicidio, o del suicidio inducido, aseguran que Kirchner pretendía hacer caer las alertas de Interpol, para, entre otras cosas, conseguir recursos energéticos baratos a cambio de favorables acuerdos comerciales con Argentina. En la jornada de ayer, la televisión israelí mostró un testimonio que podría complementar la tesis del asesinato, ya que además del acuerdo que buscaba conseguir el kirchnerismo con Irán, pudieron haber existido millonarios sobornos.
“Transferí un tipo de información para su conocimiento que podría haber provocado su muerte”, manifestó el exagente del Mossad, Uzi Shaza. En una entrevista televisiva, el hombre que se desempeñó durante años para la agencia de inteligencia hebrea, reconoció que se encontraba operando para el grupo de Paul Singer, uno de los principales acreedores que disputaban el pago de la deuda con el Gobierno argentino de entonces.
La información a la que hace referencia Shaza son millonarias transferencias que los funcionarios iraníes habrían realizado hacia cuentas de CFK en diversos paraísos fiscales. El exagente del Mossad indicó que los acreedores, para los que trabajaba, buscaban presionar a la actual vicepresidente para llegar a un acuerdo por el pago de la deuda.
En el programa israelí, el exagente dijo que puso esta información a disposición de Nisman durante un encuentro en el último viaje del fiscal a Europa. La entrevista generó un importante revuelo en Argentina y volvió a poner el caso de la muerte del fiscal entre los temas más importantes de actualidad.
¿Una “operación” o el dato que faltaba a la investigación?
El medio kirchnerista Página 12 salió con los botines de punta a desestimar los dichos de Shaza, que calificaron de “la nada, pero repetida”. El periodista Raúl Kollmann dijo que el exespía “no aportó ni una evidencia ni de las cuentas ni de nada” y que su aparición no es más que otro capítulo de la “operación” en contra de CFK.
Sin embargo, el argumento de Kollmann para desechar los dichos de Shaza es llamativo: asegura que el grupo acreedor de Singer dice no conocer al exagente del Mossad. ¿Si pensaban extorsionar a Kirchner con evidencia en su contra para activar el pago de la deuda… reconocerían la operación? No parecería ser un argumento muy convincente.