Para el presidente de Argentina, Alberto Fernández, Bob Dylan es lo máximo. Al igual que para los Beatles y los Rolling Stones, el presidente argentino considera que el cantautor de 79 años, ganador de un polémico Nobel de Literatura en 2016, es un artista genial. A mí me parece una invitación al bostezo, pero bueno… es cuestión de gustos.
En el último cumpleaños del artista, el mandatario le dedicó una publicación en su cuenta de Twitter y le dijo que por estas tierras su poesía sigue sonando en el viento. Cada vez que Alberto toma una guitarra e improvisa unos acordes, se nota que tiene debilidad por el estilo de cantautor guitarrero. Algo parecido a lo suyo a la hora de comunicar las políticas públicas de su Gobierno.
“…cuántas veces puede un hombre volver la cabeza,
fingiendo que simplemente no ve?…” se preguntaba nuestro poeta. Feliz cumpleaños @bobdylan. Aquí, en este extremo de América, tu poesía sigue soplando en el viento. pic.twitter.com/tohTtdOqun— Alberto Fernández (@alferdez) May 25, 2020
Desde estas columnas ya advertimos que la ley del presidente argentino era la de “haz lo que digo, pero no lo que yo hago”, actitud que se vio en el máximo esplendor durante su visita a la provincia de Formosa. En el marco de un viaje político, completamente prescindible, que realizó con asesores de Buenos Aires, Fernández se cansó de violar sus propias normativas por la pandemia del COVID-19.
Mientras Alberto se abrazaba y se besaba con su amigo, el gobernador Gildo Insfrán (en su cargo desde 1995), en las redes sociales aparecían las fotos del mandatario sin barbijo ni “distanciamiento social” con cientos de partidarios peronistas. Fernández no pudo evitar por muchos días los cuestionamientos de la prensa y ayer tuvo que lidiar con la pregunta incómoda.
“Muchas veces cuando me piden una foto me bajo el barbijo, me suena muy antipático no hacerlo. Si yo le pidiera una foto a Bob Dylan no me gustaría que salga con la mitad de la cara tapada”, argumentó Alberto. Cabe recordar que muchas de esas selfies no fueron con una o dos personas, sino con decenas juntas y amontonadas. Mientras que el Gobierno le prohíbe a los comerciantes de varios rubros abrir sus puertas, aunque sea con todas las precauciones necesarias, el presidente hace gala del doble discurso.
Con respecto a las muestras de afecto físico con su amigo el gobernador, el mandatario reconoció: “Con Gildo deberíamos haber sido más cuidadosos” y pidió que “no sigan su ejemplo”. Hablando en tercera persona como Maradona, Fernández remató: “Y si me saco una selfie, no hay que seguir el ejemplo de Alberto”.
Finalmente, el presidente, si considera que somos todos iguales ante la ley, nos acaba de dar la explicación que debemos darle a los agentes de policía si nos encuentran haciendo algo indebido. Si un oficial me detiene en la calle, sin bolsas de supermercado y a un metro más lejos de lo permitido de mi domicilio, además de mostrarle la Constitución, que garantiza mi derecho a transitar libremente por todo el territorio nacional, le puedo argumentar que bueno… “Marcelo se equivocó”… que no siga el ejemplo de Marcelo. ¿Me detendrá? No creo… Alberto no deja de decirme que el problema de la desigualdad es lo que le saca el sueño.