Yo no soy cocinero, pero me gusta cocinar. Entonces, el proceso popperiano de prueba y error, corroboraciones, refutaciones y aprendizaje es más que usual en mi cocina. Si no me comprometo en aprender de lo que hago mal estaré condenado a fracasar en mis iniciativas culinarias.
En este sentido, siempre recuerdo mi primer guiso de lentejas. Las zanahorias, puestas en la olla al mismo tiempo que la papa, la lenteja, el tomate y el resto de los elementos, en aquella oportunidad me quedaron demasiado duras. Las sabias palabras de madre me explicaron facilmente la mala praxis en cuestión: “Tiene otro tiempo de cocción, así que las preparás antes y cuando están tiernas las mezclas con el resto de las verduras”. Desde ese momento el guiso se convirtió en uno de los platos estrellas de mi humilde cocina casera.
Lamentablemente, el peronismo parece estar impedido psicológicamente de realizar los simples procesos de aprendizaje. Ejemplos como Alemania, donde hasta la socialdemocracia comprendió la experiencia de la hiperinflación, parece imposible para la dirigencia política argentina. Lo curioso es que cada programa condenado al fracaso se carga a varios famosos que ponen la cara para avalar públicamente estos ridículos emprendimientos.
El absurdo programa de “La mesa contra el hambre”, formalmente titulado “Consejo Federal Argentina Contra el Hambre”, no solo fracasó, sino que se llevó puestos a los colaboracionistas que aparecieron cerca del calorcito del poder ni bien empezó Alberto Fernández su gestión.
La popular cocinera Narda Lepes fue el personaje vinculado a la gastronomía que avaló el programa, que desde estas columnas y sin ningún poder de adivinación, anticipamos que fracasaría inevitablemente. Su presencia junto al flamante presidente no tomó por sorpresa a varios cocineros de las grandes ligas de Argentina. Resulta que Lepes no está bien vista por varios de sus pares de la cocina nacional. En diálogo informal con PanAm Post, uno de los hombres más importantes del circuito gastronómico local la definió como una “mala mina”, “envidiosa” y buscadora de privilegios.
El ministro del Ejecutivo nacional encargado de impulsar este proyecto, Daniel Arroyo, no la pasó bien al principio de la cuarentena. Resulta que su cartera de “Desarrollo Social” compró para los planes de emergencia alimentos por encima de los precios minoristas de supermercado. El escándalo generó la renuncia de varios de sus funcionarios, pero el ministro sobrevivió en el puesto.
Además de ineficiente la solución estatal centralista para combatir el hambre resultó extremadamente cara. Para poner en números el fraude, el Gobierno argentino pagó por paquetes de fideos 85 pesos, que en la góndola del supermercado la gente podía conseguir a 50. Al mismo precio los argentinos de a pie podían conseguir un kilo de azúcar, pero el Estado lo pagó 25 pesos más caro en su compra mayorista.
Cuando el plan económico del peronismo empezó a hacer agua por todos lados, Lepes parece que perdió la esperanza en el proceso político con el que se sacó la foto. Apenas la crisis empezó a mostrar los dientes, la famosa cocinera tuvo un entredicho en Twitter con el Banco Francés. Ella pidió que le den de baja el débito automático para posponer el pago de impuestos, ya que no le quedaban recursos para los sueldos de los empleados y también para el Estado argentino. “La AFIP puede esperar”, dijo en esa oportunidad.
Su comentario viralizó y la chef televisiva borró el posteo. Pero las capturas de pantalla ya habían hecho lo suyo y Lepes cobró de todos lados: los que la cuestionaron por su cercanía a la actual gestión y los kirchneristas que la mataron por proponer esa tímida rebelión fiscal.
Esta mañana, la popular cocinera argentina se lamentó en sus redes sociales por el cierre de su restaurant preferido. La cuarentena que el Gobierno no quiere flexibilizar sigue cobrándose víctimas fatales y el Hong Kong Style fue una de ellas. Las respuestas no se hicieron esperar: “Tu gobierno”, “profesa una ideología nefasta” y “yo te vi apoyando esta gestión” fueron uno de los tantos comentarios. Incluso hubo espacio para la broma y la ironía: “Al final la mesa contra el hambre no era para combatirlo, era para que todos nos caguemos de hambre”, replicó un usuario.
Hoy cerro mi restaurant mas querido, mi favorito. Hong Kong Style. Lui, Lili, Walter, Andrea, Carlos, y todo el equipo. Los queremos mucho. Y los esperamos nuevamente. Siempre.
— Narda Lepes (@NardaLepes) May 21, 2020
Si yo aprendí que para el guiso de lentejas tengo que hervir previamente las zanahorias, quizás Narda Lepes aprenda que el estatismo y la planificación centralizada no pueden combatir el hambre. Eso se hace con más mercado, menos impuestos, más libertad y nuevos emprendimientos.