El presidente argentino, Alberto Fernández, no puede darse por sorprendido. Más allá de lo que haya hecho hasta ahora en lo concreto (y de lo que se pueda decir sobre sus cualidades éticas por esto), él entiende todo. A diferencia del kirchnerismo duro, el actual Jefe de Estado no tiene ningún problema ideológico, entiende de economía y no tiene un pelo de tonto.
Cuando se fue del Gobierno de Cristina Kirchner, del que era Jefe de Gabinete, lo hizo con críticas certeras y claras. Todos recordamos sus apariciones en los medios de comunicación, donde confrontaba a su exjefa y actual vicepresidente con una claridad conceptual total. “En vez de controlar los precios, por qué no controla lo que está emitiendo el Banco Central” decía a CFK por esos días. Nada que envidiarle a un Roberto Cachanosky o a un Javier Milei.
Es por esto que, en el fuero íntimo, Fernández no puede darse por sorprendido de que, como se dice por estos lados, “se terminó la joda”.
En la jornada de ayer, la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas, los que abastecen a los supermercados donde vamos los argentinos encerrados, dijo que así no se puede seguir: o el Gobierno habilita una subida de precios o habrá desabastecimiento. Es una de dos y no hay término medio. De estas columnas lo venimos advirtiendo desde que empezó todo esto. No somos adivinos, era absolutamente previsible.
“Estamos cautivos en el presente contexto porque, o compramos y cambiamos los precios y somos clausurados, o no compramos y comienzan los faltantes”, señaló la cámara mediante un comunicado. En el texto, la entidad se dio espacio hasta para hacer una irónica advertencia: “Podemos denunciar en forma puntual a cada proveedor, sin el correspondiente análisis real de su situación”.
Luego del delirio irresponsable de emisión monetaria desde que comenzó la cuarentena y el repunte del dólar libre, que ya se acerca a los 120 pesos, el Gobierno se asustó y salió a recortar fuertemente la base monetaria. El circulante, que había trepado un 90 % en lo que va del año, cayó bruscamente a un 53 % mediante la acción del Banco Central. Pero si se dieron cuenta de que “la maquinita” no va a solucionar los problemas…¿Qué es lo que piensan hacer? ¿Qué piensan hacer cuando no haya más plata para los subsidios? ¿Qué respuesta tendrá el “Estado presente” del que hacen gala sin recursos”? Puede que, finalmente, en la peor circunstancia, Argentina deba enfrentar las correcciones que debió hacer hace varios años. La frazada corta, que cubre la cabeza o cubre los pies, ya no da más respuesta.
“Lo que hicieron fue incrementar la deuda remunerada con Leliqs (Letra de liquidez del Banco Central) y pases. Cuando el informal traspasó los 100 pesos se dieron cuenta de que se les había ido la mano con la emisión, que la demanda de dinero seguía cayendo y subieron la deuda. El tema es que compraron tiempo porque la única forma que tienen de hacer frente a esa deuda en el futuro, dado este contexto, es emitiendo”, señaló en diálogo con PanAm Post la economista Natalia Motyl.
¿Qué es lo que piensa hacer entonces, presidente Fernández?