Cuando el presidente argentino, Alberto Fernández, decretó la cuarentena obligatoria a nivel nacional los índices de popularidad de su gestión llegaron al pico máximo. La curva de aprobación en el Poder Ejecutivo era la manifestación exacta del gráfico que se busca evitar con el coronavirus (COVID-19). Algunos analistas sugirieron números bizarros como el 94 % de imagen positiva. Algo de esto compró la oposición, que le brindó apoyo incondicional al mandatario, evitando cualquier confrontación con el hombre popular del momento.
Pero como advertimos desde PanAm Post, el fenómeno parecía mucho al de un gigante con pies de barro. Lo que no podíamos imaginarnos es que el apogeo dure menos de dos semanas, claro.
La falta de coordinación del último viernes en la apertura de los bancos y las colas interminables de jubilados esperando para entrar fueron un durísimo golpe para la imagen del Gobierno. Allegados a la Casa Rosada aseguran que los gritos de Fernández no registraban precedentes en estos meses de mandato. La ira presidencial parece que tuvo como destinatarios a los bancos, el sindicato bancario, el titular del Banco Central y las autoridades del ANSES, el sistema estatal de seguridad social de Argentina.
De la noche a la mañana, el “Capitán Beto” (como le dicen a Fernández con motivo del clásico de Luis Alberto Spinetta) vio como todos los canales comenzaron a criticar la gestión. Lógicamente, los rumores y comentarios en el mundillo político comenzaron a hacer su trabajo.
Luego del peor fin de semana para el albertismo, el lunes comenzó de la peor manera. La noticia de ayer que el Estado argentino había comprado alimentos no perecederos para gente con necesidades durante la cuarentena con sobreprecios, le generó otro duro golpe a Fernández. Se estima que estas compras mayoristas se pagaron un 37 % más caro en comparación a los precios minoristas de los supermercados.
Con el escándalo arriba de la mesa, el kirchnerismo, de la mano de Juan Grabois (hombre de CFK), hizo su jugada. El “dirigente social” (como se mal llama a estos personajes en los medios locales) dijo que continuaba apoyando al Gobierno de Alberto, pero que esta situación no podía “quedar impune”. El amigo del papa Francisco pidió “ver rodar una cabeza”.
Aunque no dio nombres, el destinatario es claro: el Ministerio de Desarrollo Social, comandado por Daniel Arroyo, representa al albertismo puro no kirchnerista.
¿Los hombres de la expresidente ven sangre y van por todo? Esto sería lo peor que podría pasar en estas circunstancias. Por ahora Cristina está guardada, pero aseguran que su diálogo con los intendentes de la provincia de Buenos Aires es constante.
Fernández, que hace dos semanas vivía otra realidad, está golpeado. Pero todo puede pasar en la política Argentina.
Amado Boudou, exvice de CFK, beneficiado con la prisión domiciliaria
El exvicepresidente de Cristina Kirchner fue hoy uno de los tantos beneficiados durante la pandemia del coronavirus con la prisión domiciliaria. Boudou, condenado por casos de corrupción, aseguró al salir de su lugar de detención que la actuación del presidente en la circunstancia actual es “descollante”. Cabe destacar que el kirchnerismo y el albertismo habían tenido diferencias sobre la existencia de los supuestos “presos políticos” en Argentina. El abogado Alejandro Fargosi criticó la medida y se manifestó preocupado por posibles presiones sobre el magistrado que le otorgó el beneficio.
Domiciliaria para Boudou.
El 27-3-20 o sea hace solo 10 dias, el mismo juez había rechazado el pedido del condenado.
¿Que cambió?
Que yo sepa, lo unico distinto fue el aviso de que le pedirían juicio político al magistrado.
Muy muy muy muy preocupante.
E injusto.— Alejandro Fargosi (@fargosi) April 7, 2020
Los números de la pandemia a la tarde del martes en Argentina
El acuerdo que el número de contagios registrados no revela ni por asomo la cantidad de casos reales ya es total. En el país no han realizado los testeos masivos y la cantidad de pruebas en Argentina en comparación de países como Chile es limitada. Hasta ahora se registran 1 628 casos “oficiales” y hay 338 personas que ya han recibido el alta médica. El número de las víctimas fatales asciende a 56.
En las Islas Malvinas, las autoridades locales confirmaron dos casos positivos durante el fin de semana.