
Aunque ya se mencionaba la posibilidad desde la tarde, el presidente argentino confirmó la noticia a las nueve de la noche. A partir de las cero horas del viernes, Argentina entra en cuarentena. Ya no voluntaria sino obligatoria.
Alberto Fernández, acompañado del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, manifestó que la medida tiene como finalidad demorar los contagios inevitables, para que el sistema de salud pueda lidiar con las personas que necesiten atención médica y respiratoria. Aunque la normativa tiene vigencia hasta fin de mes, no se descarta que una vez comenzado el mes de abril pueda extenderse por un nuevo período.
El jefe de Estado agradeció a las personas que voluntariamente decidieron abastecerse para quedarse en sus hogares, pero criticó duramente a las personas que continuaron con sus vidas con normalidad. En este sentido, aseguró que tanto él como los gobernadores provinciales serán muy duros con los que violen la cuarentena.
Mientras el período de excepción dure, las personas deberán salir exclusivamente para buscar alimentos, medicinas y elementos de primera necesidad. Las fuerzas de seguridad, respaldadas por la gendarmería, podrán preguntarle a las personas sobre su presencia en la vía pública, como ya ocurre en lugares como España.
En su breve discurso, Fernández agradeció a Dios el “tiempo” que tuvo América Latina para tomar las medidas necesarias para evitar el desastre europeo, pero indicó que el programa no tendrá éxito sin la colaboración de todos los argentinos.
Quedarán exceptuados de la norma, además de los médicos, las personas que trabajen en la venta, producción y distribución de alimentos y combustibles. Los periodistas y las planas mayores de los Poderes Ejecutivos también podrán seguir circulando. Las entidades bancarias permanecerán cerradas, pero los cajeros automáticos tendrán, supuestamente, billetes disponibles.
Mientras hablaba el presidente, se confirmaron nuevos casos y el número de contagiados (registrados) ascendió a 128. Los especialistas de medicina ya advirtieron durante toda la jornada en los medios que el número no refleja ni por asomo la cantidad real de infectados. Aunque la mayoría puede ser incluso asintomática, todo portador del virus es una amenaza para la población de riesgo, por lo que los cuidados deben ser extremos.