Reapareció Carlos Melconian y lo hizo para criticar la presentación del ministro de Economía, Martín Guzmán, en el Congreso Nacional. El especialista que Mauricio Macri rechazó (y que pudo haber cambiado el rumbo del Gobierno anterior) suele dejar una frase cómica cada vez que conversa con los medios. Pero más allá de sus divertidas manifestaciones, cabe destacar que suele terminar teniendo la razón.
En una oportunidad, el economista se refirió al programa económico del macrismo como el “plan picapiedras”, por la precariedad e insustentabilidad en el largo plazo. Estaba en lo cierto. En otra ocasión, su advertencia fue un tanto más concreta y polémica: “Ojo que se puede ir todo a la mierda”, señaló con preocupación ante los niveles de déficit fiscal y endeudamiento que permitía la gestión de Cambiemos. Al final, esa fue la postal del final de mandato de Macri.
Esta mañana, Melconian volvió a ser noticia por comparar el plan oficial de Alberto Fernández para solucionar el problema de la deuda como un proyecto de vuelo corto:
Lo de ayer fue de cabotaje, es lo habitual que sucede cuando un ministro va al Congreso y tiene que salir airoso de las preguntas que le hacen. ¿Creen que después va a ir a negociar la deuda con ese discurso? Esa es otra historia.
Para Melconian la situación económica es muy complicada. Luego de escuchar al ministro en el Poder Legislativo, el extitular del Banco Nación advirtió sobre los riesgos de lo que denominó “el plan ochentista”. Es decir, emitir pesos para comprar dólares y cumplir con las primeras obligaciones de los acreedores privilegiados.
Aunque manifestó que el programa actual no es de su preferencia, el economista reconoció que el plan no va a mostrar ningún cambio en el corto plazo, sobre todo con el control de cambios, que vino para quedarse por un largo rato.
“El programa es esto. Se lo impuso la realidad al anterior presidente. El programa es: el cepo duro, que es vital y vino para quedarse. Si el Banco Central no compra 8 o 9 mil millones de dólares al año, están liquidados. En este país para comprar ese monto con la lágrima del comercio exterior y con exportaciones estancadas, tenés que llevar a cero dolarización y turismo. Y como no querés que aumente el fideo y la polenta, tiene que venir el impuesto. Por convicción, por genética, por ideología, la columna vertebral del programa es el cepo y el equilibrio fiscal”.