El famoso conductor radial Óscar “El Negro” González Oro respondió, tras ser consultado sobre dónde está el poder político real en Argentina, con una analogía interesante: “En el país hay una sola lapicera del poder. No hay más, es una y la tiene sin dudas Alberto Fernández. Sin embargo, lamentablemente, el cartucho de tinta lo tiene Cristina Fernández de Kirchner“.
Durante la campaña electoral mucho se especuló sobre lo que podía pasar ante una eventual victoria del frente neoperonista en Argentina. Se argumentó que Alberto sería un títere de su vicepresidente (incluso que podía renunciar al asumir o aparecer muerto), que Fernández traicionaría a Cristina al llegar al poder (recreando una eventual novela ecuatoriana) o que la convivencia entre ambos espacios sería absolutamente insoportable. Nada de esto pasó. Por ahora hay un delicado equilibrio de poder, con muchos conflictos evidentes, pero nadie sacó los pies del plato peronista. Al menos por el momento…
Igualmente, existe un tema que divide las aguas de manera muy clara: la supuesta existencia de presos políticos en Argentina. El kirchnerismo de paladar negro sigue aferrado al discurso de las épocas de oposición al macrismo y asegura que los funcionarios detenidos que trabajaron con Néstor y Cristina no son políticos presos, sino presos políticos.
Fernández, que cuestionó muy duramente a la corrupción K cuando abandonó el poder (repetía que los sospechados debían dar explicaciones a la justicia), lógicamente tuvo que moderar sus comentarios al regresar junto a la expresidente, la que hoy supuestamente es su subalterna.
Desde hace tiempo el argumento esgrimido por el jefe de Estado es que la justicia debe expedirse, pero afirma que existen ciertas arbitrariedades. Durante la campaña electoral, desde el macrismo se insistió que si ganaba el peronismo, con ese argumento en particular, se venía la presión a la justicia o directamente la catarata de indultos. Sin embargo, nada de esto pasó y varios kirchneristas de peso siguen tras las rejas. Y están muy enojados.
La mañana de este jueves, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que representa al “albertismo puro”, fue consultado sobre este tema incómodo para la coalición gobernante. Fue categórico y se mantuvo, literalmente, con el discurso de su jefe: “Para nosotros no hay presos políticos en Argentina“, indicó. Queda muy claro cuando dice “nosotros” a quienes incluye y a quienes excluye. También, en sintonía con el Presidente, elaboró el mismo argumento: “Hay detenciones arbitrarias. Entendemos que todas esas cuestiones, en el marco de los procedimientos que ya existen y que ya están con recursos presentados, deberán ser determinadas por la Justicia”.
Por ahora, con una división pareja de fuerzas, estos conflictos no salen a la superficie. Sin embargo, dejan en evidencia cuestiones no menores y problemáticas dentro de la coalición de Gobierno. Hasta el momento no ha habido quiebre, pero sí se notan algunas grietas. ¿Serán las elecciones legislativas del año próximo el escenario ideal para dirimir fuerzas? Puede que sí. Pero algunos analistas advierten que ese horizonte es muy lejano y que el oficialismo puede tener problemas internos antes del 2021. Sobre todo si se tiene en cuenta el complicado escenario económico.
Algunos de los funcionarios K que continúan tras las rejas son el exvicepresidente Amado Boudou, el exministro de Planificación Federal Julio de Vido, el exsecretario de Transporte Ricardo Jaime, la dirigente social jujeña Milagro Sala y el piquetero Luis D’Elía, de vinculaciones con Irán.