“¿En lugar de mandar a los chicos de La Cámpora a controlar los precios de los supermercados, por qué no los manda a controlar la emisión monetaria del Banco Central?”. Las palabras pertenecen al actual presidente argentino, Alberto Fernández, cuando criticaba a Cristina Kirchner, con mucha razón, por sus torpes políticas económicas.
Por aquellos días, Fernández, que había renunciado a la jefatura de Gabinete, le decía a la expresidente que no tenía sentido poner a la juventud kirchnerista a controlar los precios regulados por el Gobierno y le recomendaba poner la lupa en la política monetaria, la verdadera responsable del incremento de los valores en las góndolas.
Unos años después, Fernández, en el lugar de su actual vicepresidente, cae en el aburdo de volver a las mismas y fracasadas recetas. Probablemente el papelón sea mayor. Por un lado, porque el actual presidente sabe perfectamente que lo que están haciendo no sirve para nada y porque los que controlan los “Precios Cuidados” ya no son los jóvenes K. Ahora son los ministros de Gobierno.
“Hola a todos. Quería pedirles que este fin de semana hagamos una recorrida por supermercados para controlar los productos de precios cuidados en las góndolas. Es imprescindible que nos involucremos todos en el tema. Un abrazo”. De esta manera, el jefe de Gabinete actual, Juan Pablo Cafiero, les solicitó el fin de semana a sus ministros que salgan a recorrer las góndolas, para asegurarse que los supermercados estén vendiendo los productos a los precios acordados con las autoridades.
De esta manera, ministros del Ejecutivo y secretarios nacionales como Elizabeth Victoria Gómez Alcorta (Género y Diversidad), Nicolás Trotta (Educación) o Paula Español (secretaria de Comercio) salieron a hacer los deberes. Como era de esperar, los ministros compartieron las imágenes de la absurda jornada patriótica, donde supuestamente estaban contribuyendo con el bolsillo de los ciudadanos, cada vez más castigados por los impuestos y la inflación.
El mundo tiene muchos gobiernos que hacen las cosas bien en sus países, generando buenos resultados para sus ciudadanos, y otros completamente equivocados con el rumbo de sus políticas. Argentina, fiel a su estilo, se empeña en medidas fracasadas, que el mismo presidente actual aseguró que son absolutamente inútiles y contraproducentes.
La inflación del año pasado cerrará seguramente alrededor del 54 % y para las autoridades, este 2020 podría llegar a arrojar, en el mejor de los casos, un 40 %. Con los ministros controlando precios por la calle como política de Estado, el resultado sin dudas puede ser mucho peor.