La relación entre el macrismo y los liberales no fue simple. Sin embargo, una gran cantidad de defensores de las ideas de la sociedad abierta apoyaron, con muchísimos reparos, al Gobierno de Mauricio Macri hasta el final. No por méritos del presidente sino por temor a lo que había enfrente, claro. Un ejemplo de esto fue el testimonio de Alberto Benegas Lynch (h), máximo referente del pensamiento liberal en América Latina, que pidió votar por “la inoperancia” de Juntos por el Cambio, con tal de que no regresara el kirchnerismo.
José Luis Espert, el economista liberal que compitió en la contienda del último domingo, sufrió el problema de la “grieta”, al igual que el candidato derechista Juan José Gómez Centurión. Mucha gente afirmó en redes sociales que deseaban votar por ellos por cuestiones de convicción y principios, pero que la coyuntura complicada los obligaba a votar por Macri.
Durante los cuatro años de gestión del actual Gobierno, la crítica de los economistas liberales, que anticiparon todo lo que terminó sucediendo al pie de la letra, se convirtió en una voz incómoda para el oficialismo, que estará en funciones hasta el 10 de diciembre. No es raro que los medios hayan buscado la voz liberal, ya que ante el desastre económico argentino, las únicas opciones disponibles en materia de ideas y propuestas eran las excusas macristas y los delirios kirchneristas.
Uno de los referentes del oficialismo que más combatió a la crítica liberal fue el periodista, escritor y diputado Fernando Iglesias. El legislador, si bien reconocía los argumentos técnicos de los críticos liberales, siempre se escudó en la imposibilidad de aplicar una política de “shock”. En su lucha contra los economistas críticos del macrismo, Iglesias denominó, despectivamente, de “liberalotes” a los que criticaron el rumbo de la economía y las medidas adoptadas por Macri y compañía.
Como advirtió en su momento Churchill, sobre el mal negocio de la cobardía para evitar los conflictos, el macrismo fracasó en lo económico, pero también perdió las elecciones y se vuelve a la casa. Pero la frustración que dejó la caída electoral ente el frente de Alberto Fernández parece haber superado a Iglesias, que ya no quiere leer más críticas liberales en Twitter. “Posteo liberalote, sale block”, anunció el legislador de Cambiemos.
Me harté de los liberalotes. Con la irresponsabilidad demostrada en estas elecciones es suficiente. Posteo liberalote, sale block. Si es tan fácil todo, armen un partido y demuestren cómo se hace. Podrían haberlo hecho y tener diputados. Eligieron jugar para el peronismo.
Cucha!— Fernando A. Iglesias (@FerIglesias) October 28, 2019
Para Iglesias, la crítica de los liberales y los votos de Centurión y Espert “jugaron” a favor del peronismo. “Con la irresponsabilidad demostrada en estas elecciones es suficiente”, señaló.
Lamentablemente, el legislador oficialista decide mantener la actitud hostil en lugar de elaborar alguna autocrítica. Aunque ya no le sirva a Macri, el (nuevo) fracaso estrepitoso del gradualismo debería sentar un antecedente para futuros escenarios. Como ya ocurrió en los setenta, en los ochenta y en los noventa, “gradualismo” versus “shock” en algún momento volverá a ser un debate en Argentina. Al menos aprendamos de los errores.
Uno de los clásicos debates en televisión entre Iglesias y sus rivales “liberalotes” fue el que mantuvo con Roberto Cachanosky en noviembre de 2017, luego de las elecciones legislativas que ganó el macrismo en la mitad del mandato. Sin dudas, ese momento fue la mejor oportunidad que tenía el Gobierno para desarrollar un programa de reformas que nunca se consideró. No lo hicieron para ganar la reelección. Sin embargo, Argentina perdió la oportunidad de salir del pozo y el electorado les dijo basta y sufragó mayoritariamente por el peronismo.