Alberto Fernández se siente presidente. No lo dice, insiste con que nada está dicho, pero sus frases y sus acciones lo delatan. Hace semanas que ya juega abiertamente su interna con el sindicalismo y sus palabras parecen ser las de un presidente electo, aunque las elecciones formales aún no hayan tenido lugar.
“Lo único que le pedí a Macri cuando hablamos es que cuide las reservas y parece que lo hiciera adrede; está perdiendo 100 millones de dólares diarios. Espero que Dios no permita que siga haciendo lo que está haciendo”. A la frase lo único que parece faltarle es el “me” antes de “cuide las reservas”.
Una de las inquietudes que recibe usualmente el ganador de las primarias por parte de la prensa, es sobre la influencia de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) en su eventual gobierno. Con relación a este tema, Fernández buscó ser categórico y en una entrevista manifestó que su gabinete lo armará él y nadie más:
“Va a tener cero injerencia. Es una pregunta recurrente, un tema que no me inquieta en lo más mínimo. Ahora, si la pregunta es si voy a trabajar con ella, es sí, porque es una mujer con ocho años de experiencia, y una dirigente de envergadura que puede ayudar mucho”, aseguró.
Más allá de como se dé la convivencia entre Alberto y Cristina en caso de ganar las elecciones, y de que este logre armar su esquema de poder para independizarse de la expresidente, lo cierto es que esto no parece creíble. La exmandataria y máxima referente del kirchnerismo puso a Alberto Fernández donde está y, por ahora, ella es la jefe. Claro que ambos saben que sin Alberto las elecciones no se podrían ganar, dado el reparo de la mayor parte de la sociedad hacia Cristina. Aunque ambos son responsables del posible triunfo, los dos saben que se necesitan. Al menos por ahora.
A la hora de ver las cartas que tienen ambos dirigentes peronistas, lo cierto es que las listas de legisladores, que coparán ambas cámaras a partir de diciembre, fueron armadas por CFK. Pero Alberto buscará hacerse fuerte en los gobernadores, que no han tenido la mejor relación con la expresidente. Aunque hay más chances de que varios parlamentarios muden su lealtad a la Casa Rosada, abandonando a la futura presidente del Senado, el próximo (seguramente) gobernador de la provincia de Buenos Aires será un incondicional de Cristina: Axel Kicillof.
Recién para 2020, en el caso de que el Frente de Todos se imponga en las elecciones, se verá como quedó la repartición de poder. Para asegurar el voto de la clase media, Alberto dice que él será el presidente y ejercerá todo el poder con autonomía. Por ahora miente. Hay que ver si sus dichos son, al menos, una expresión de deseo que pueda llegar a materializar en los primeros meses de su mandato, ante lo que será una muy difícil situación económica.