¿Serán aliados de Alberto Fernández o el principal partido de oposición a partir del año próximo?
En la Unión Cívica Radical se hacen muchas preguntas, pero tienen una sola certeza: Mauricio Macri ya cumplió su cuarto de hora. Aunque el centenario partido socialdemócrata argentino votó en su última convención antes de las elecciones la permanencia dentro del frente Cambiemos (hoy Juntos para el Cambio), es muy difícil imaginarse la próxima etapa radical bajo la órbita de un Macri en el llano, como dirigente opositor.
Aunque muchos referentes se sintieron incómodos desde un primer momento por la alianza con el macrismo, las autoridades partidarias lograron mantener la unidad dentro del frente oficialista. Los dirigentes que se quedaron con Cristina Kirchner, como Leopoldo Moreau, fueron expulsados formalmente del partido.
Con el resultado de las elecciones prácticamente cantado, la UCR parece ir hacia un nuevo escenario. Los hasta ahora macristas, utilizan el escenario actual para posicionarse a futuro más como radicales que como Cambiemos, y los más críticos hasta dan a entender que podrían pasar a apoyar a Alberto Fernández en el mediano plazo.
Fue el mismo Fernández el que contribuyó a incrementar las diferencias internas cuando manifestó recientemente que su existencia como político es el “resultado” del expresidente Raúl Alfonsín (exmandatario radical entre 1983-1989). El hijo del referente radical, Ricardo Alfonsín, también dirigente del partido, aprovechó las declaraciones de Alberto para tender un puente e incrementar las diferencias con los correligionarios macristas.
“No es la primera vez que un peronista lo invoca. Antonio Cafiero (exgobernador justicialista de Buenos Aires) manifestó que Alfonsín ya no le pertenece solamente a los radicales, sino que es de todo el pueblo argentino. Entonces estamos hablando de un reconocimiento y no me molesta”, advirtió el hijo del expresidente.
Ante la pregunta obligada sobre si formaría parte de una eventual gestión de Fernández, Alfonsín hijo reconoció que trabajaría con él “desde el llano” y “acompañándolo”, pero “no como funcionario”. Incluso se animó a cuestionar al actor Luis Brandoni, que dijo que Macri daría vuelta a las elecciones si el peronismo no cometía fraude:
“Yo le tengo estima a Luis. Pero es muy grave, es un síntoma de clima de época. Tienen que ir a la Justicia y demostrarlo. Esas declaraciones o denuncias instalan sospechas”.
La última semana, otro radical díscolo enfrentado a Macri dio la nota en televisión. El actor y productor Nito Artaza se cruzó con Javier Milei y lo acusó de tener ideas “neoliberales”, como las del actual presidente. Aunque el economista reaccionó por considerar un agravio las palabras del dirigente radical y la discusión terminó en otra cosa, Artaza había puesto otro granito de arena como para incrementar la discordia entre un espacio de su partido y el actual gobierno.
“Macri se tendría que haber bajado del pedestal”
Pero las tensiones con el presidente y su espacio no llegaron exclusivamente del ala más “progresista” del partido, como la que representan Artaza o Alfonsín. El exvicepresidente Julio Cobos, más representativo del radicalismo mayoritario, también cargó contra Macri al que acuso de “descuidar consensos” luego de las elecciones de 2015.
Para el mendocino, Macri se equivocó con su actitud de “alardear con el poder”. En el marco de una entrevista televisiva, Cobos también indicó que el presidente debería “haberse bajado del pedestal” y actuar más “abiertamente” con sus socios políticos.
Los dueños de la pelota del partido que viene
Aunque el fracaso económico del oficialismo hizo que los dirigentes radicales “antimacristas”, “nomacristas” y “pocomacristas” saquen pecho, lo cierto es que los que tendrán la batuta para el próximo concierto de la UCR serán los alineados hasta hoy con el presidente. El mapa de poder tendrá dos capitales en Mendoza y Jujuy, donde los gobernadores Gerardo Morales y Rodolfo Suárez (junto a su mentor Alfredo Cornejo) aparecerán como los cuadros fuertes para liderar el proceso que viene.
A pesar de las diferencias, todos los radicales coinciden en algo: el futuro del partido debe seguir siendo dentro de un frente. Por ahora, unos ven con más entusiasmo un futuro frente oficialista junto a Alberto y otros liderando la oposición.