“Presidente… lo felicito. En su presidencia se logró… veinte años de negociación. ¡Tenemos acuerdo Unión Europea-Mercosur!”. La voz entrecortada, en llanto y con emoción era la de Jorge Faurie. El audio, donde le confirmaba a Mauricio Macri la firma del tratado entre los bloques, se convirtió en la noticia del día el pasado 28 de junio. El acuerdo era una de las principales obsesiones de Macri, que no quería terminar su mandato sin este objetivo fundamental.
A menos de tres meses del anuncio y de los titulares optimistas en Argentina, todo parece indicar que nada se podrá poner en práctica. Al menos por ahora. Tal como lo anticipó PanAm Post en su momento, entre varios jugadores del bloque europeo no existe la intención política de avanzar en este sentido. El que empezó fue Francia. Ahora se le suma Austria.
En su momento, el Gobierno de Emmanuel Macron había puesto una serie de reparos para la firma del tratado, pero finalmente Francia cedió, en teoría, para abrir la negociación en detalle y buscar la aprobación de los Parlamentos de cada país. Fueron los mismos franceses los que comenzaron con el debate interno y advirtieron que el tratado, al menos como estaba, no se podía poner en marcha.
Luego vinieron los incendios en Brasil, que sirvieron como excusa ideal, con dudosas justificaciones ambientales, para poner palos en la rueda del acuerdo comercial. Alemania, que había sido el aliado de Argentina para avanzar en la negociación, se puso del lado de Macron y le advirtió a Jair Bolsonaro que no se iba a avanzar hasta que no estén aseguradas las solicitudes francesas.
Con el proyecto cada vez más frío, ahora el Parlamento de Austria votó en contra del tratado y le ordenó al Poder Ejecutivo de ese país su veto. Los bloques socialdemócratas, demócrata-cristianos, nacionalistas y socialistas votaron en favor de dejar sin vigencia el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Hasta el Partido Verde, que no cuenta con espacios legislativos propios, se manifesto fuertemente en contra del tratado. El bloque de NEOS, formado por un grupo de orientación liberal de diez bancas sobre el total de 183, fue el único que se manifestó a favor de la iniciativa (solicitando algunas modificaciones menores).
¿Y ahora?
Los medios argentinos salieron a buscar al canciller que en su momento había sido la cara (o la voz) del tratado. Faurie le restó importancia al voto del Congreso austríaco, al que calificó de “jugada política”. El encargado de las relaciones internacionales de Macri se mostró optimista en que el país revea su posición dentro del próximo año.
Para eso falta una eternidad. Sin ir más lejos, en poco más de un mes el macrismo volverá a las urnas para enfrentar a la dupla de Cristina y Alberto Fernández, y lo más probable es que en el país haya un cambio de signo político.