Sin dudas que la cuestión cambiaria y monetaria fue una de las principales falencias de la gestión de Cambiemos, iniciada en diciembre de 2015. Con el correr de los meses, la promesa de campaña de Mauricio Macri de eliminar facilmente la inflación quedó sin efecto alguno. Cabe destacar que en una entrevista se había reído de la supuesta dificultad para solucionar el problema y dijo que los gobiernos que sufrían este mal eran incapaces. Pero aunque Argentina sufría una de las peores inflaciones del mundo, durante los dos primeros años Macri tenía dos premios consuelos para mostrar: que la tendencia era a la baja y que los índices oficiales ya no mentían como en los años del kirchnerismo.
Sin embargo, 2018 fue una pesadilla y el gobierno vio como todos los índices que mostraban pequeños avances se derrumbaban. Ante esta situación, los anhelos oficiales para el año electoral pasaron a ser más humildes que nunca. Que los problemas no se vayan de las manos y que no explote todo por los aires. Volver a mostrar una leve mejoría con relación al año pasado y abrazarse al salvavidas de la polarización con Cristina Kirchner fue la pobre estrategia del macrismo para conseguir la reelección.
Pero el presidente argentino está teniendo inconvenientes incluso en estos pobres objetivos. El mes de enero ya registró una inflación del 2,9% y el año electoral podría volver a tener cifras muy superiores a las que espera el gobierno, que prometió un techo de 23%. Esta semana las alarmas volvieron a sonar, ya que los últimos relevamientos de precios indican que la medición del segundo mes del año podría arrojar peores datos que enero: 4%. De registrarse ya casi un 7% en los dos primeros meses de 2019, las promesas oficiales volverán a quedar en ridículo. El año pasado se esperaba un 15% y se terminó casi en 50%. Un fracaso semejante en un año electoral puede ser durísimo para Cambiemos, que no encuentra otro capital que no sea la expresidente como rival.
Los principales rubros que amenazan con el 4% para febrero son las carnes, bebidas, frutas, panificados y lácteos. Los aumentos programados para las prepagas de salud y los servicios públicos hacen otro aporte importante para que el promedio del Índice de Precios del Consumidor arroje malas noticias.
La opinión de los especialistas
Consultados en exclusiva con PanAm Post, dos prestigiosos economistas brindaron su opinión al respecto:
Roberto Cachanosky: “Existió una expansión para comprar dólares, a lo que se suma una caída en la demanda de dinero. Esto colabora con el incremento de la inflación. La gente quiere tener menos pesos en el bolsillo y anticipa compras de bienes y servicios en los que tiene expectativas de inflación más alta. Pero a todo esto hay que sumarle el incremento de las tarifas de servicios, que aporta para que de más alto el Índice de Precios del Consumidor, aunque esta cuestión en particular no esté relacionada necesariamente con la inflación”.
Gustavo Lázzari: “Los argentinos no tenemos confianza en el dinero. Tenemos una suerte de certeza que el valor del dinero será más bajo en el futuro y anticipamos. La demanda de dinero está por el piso y la desconfianza es creciente. Por lo tanto, no alcanza ya con dejar de emitir y hay que generar confianza en la moneda local. Esto no se logra reclamando ni decretando. Es el resultado del convencimiento de la población de que el Estado no lo va a saquear. Hoy en Argentina esto significaría una profunda reforma fiscal de reducción de impuestos y gastos, que sea permanente y creíble. Lamentablemente, esto está lejos de suceder”.