Llegando al mediodía los vuelos se van restableciendo, pero la mañana fue un caos. 2.200 pasajeros se vieron perjudicados en Aeroparque por un nuevo paro de los sindicatos aeronáuticos que se niegan a competir. No quieren que lleguen empresas extranjeras, pero ahora tampoco que se les permita a pilotos de otros países ejercer en Argentina. Lo más terrible es que el Gobierno, otra vez, cedió ante la extorsión.
El titular de la Administración Nacional de Aviación Civil, Tomás Insausti, aseguró que en las próximas horas el paro será levantado luego de una negociación en el Ministerio de Trabajo. En la reunión, los dos sindicatos de Aerolíneas (APLA y UALA) consiguieron lo que querían y el Gobierno se comprometió a derogar la resolución que facilitaba el ingreso de pilotos de otros países. Una vergüenza.
Las señales de Cambiemos son una invitación a los peores incentivos: se sabe que el macrismo se niega a reformas profundas que traigan dolores de cabeza con los sindicatos y además que cede ante todas las extorsiones. La hoja de ruta para los gremialistas es clara. Deben generar conflicto, perjudicar a miles de personas y esperar que el Gobierno acepte las exigencias corporativas.
Una de las voces críticas ante el nuevo conflicto fue la del prestigioso economista Roberto Cachanosky. Desde sus redes sociales resaltó la contradicción de prohibirles el ingreso a extranjeros profesionales y trabajadores y permitir que otras personas ingresen al país para recibir subsidios y delinquir. “País delirante”, dijo.
País delirante. Sí un extranjero quiere venir a trabajar como piloto de avión a Argentina, el sindicato se opone y el gobierno arruga.
Sí del exterior vienen a vivir de planes sociales y cortar la 9 de julio, no podés decir nada xq te tratan de xenófobo— Roberto Cachanosky (@RCachanosky) January 17, 2019
Desde la estatización de Aerolíneas Argentinas por parte del kirchnerismo a los tironeos del macrismo con los sindicatos, han habido algunas diferencias y otras cosas se mantienen. Por un lado la competencia de a poco se va incrementando y hay un intento de corregir el déficit de la empresa estatal, que a veces se logra y a veces no. Pero la mayor diferencia entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri en este sentido es de opinión.
La expresidente consideraba que los contribuyentes debían seguir financiando el rojo y los pasajeros sufriendo los altercados y su sucesor tiene una opinión más civilizada. A la hora de opinar, Macri hace un diagnóstico correcto, pero lamentablemente no se termina de convertir en una acción de Gobierno.
Vale la pena repasar las opiniones del líder de Cambiemos con respecto a esta cuestión. Cuando era diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires (y no tenía que conseguir mayorías a nivel nacional) la postura de Macri era privatización y competencia. Cuando le tocó competir por la presidencia se dio vuelta y en medio de un acto dijo que si él se convertía en jefe de Estado, Aerolíneas seguiría siendo estatal, “pero bien administrada”.
Al asumir comenzaron los dolores de cabeza y de a poco se fue acercando al discurso original, argumentando que “no es justo” que los contribuyentes financien lo que se denomina como una “aerolínea de bandera”. Sin embargo, hasta el momento sus dichos no fueron más que eso… palabras.
Mauricio Macri sabe en su fuero íntimo que no hay razón de mantener todo esto, pero no se ha animado a dar el paso. Una vez abierta la competencia, la única excusa es que dan los defensores de Aerolíneas es que existen “destinos no rentables para el sector privado”. Se puede dar la discusión si eso justifica o no que exista una empresa que vuele a esas ciudades, pero lo cierto es que es preferible subsidiar esa ruta en particular y dejar que el sector privado opere en libertad de competencia. No solo será extremadamente más económico, sino que los pasajeros dejarán de sufrir estos abusos por parte de grupos que buscan mantener privilegios por la fuerza.