Muchos críticos y defensores del presidente argentino, Mauricio Macri, suelen recriminarle (unos) y reconocerle (otros) que “no es político”. Sin embargo, varias jugadas como la de habilitar la discusión sobre el aborto demuestran que no solo sí es un buen político, sino que es más despierto que su competencia, que cae de manera notable en sus trampas.
A pesar de haber ganado las elecciones legislativas del año pasado, donde Cristina Kirchner se alzó como representante de la oposición, el Gobierno no pudo acallar las críticas respecto a la difícil situación económica que no levanta. Si bien Cambiemos tiene en su haber el capital de que la mayor fuerza opositora sea el kirchnerismo (y la mayoría de los argentinos no quiere saber nada con volver a este modelo), las críticas comienzan a desgastar la imagen del equipo presidencial.
La marcha convocada por el sindicalista Hugo Moyano amenazaba con convertirse en un punto de inflexión en la imagen positiva de Cambiemos. El kirchnerismo, la izquierda y el sindicalismo combativo se dieron cita para una manifestación masiva que tenía como objetivo hacer carne en la opinión pública el descontento con el Gobierno. Sin embargo, a horas de la manifestación, el tema quedó desarticulado y erradicado de los medios y el debate político.
Pero… ¿qué pasó? ¿Cómo se puede barrer un tema del debate en la opinión pública por arte de magia? Simple: comunicar a los medios que el poder Ejecutivo dará luz verde para debatir el aborto en el Parlamento. A partir de ese momento, la jugada comunicacional monopolizó la tapa de todos los diarios. ¿Y Moyano? ¿Qué Moyano? Ah… Moyano… bueno, estamos “en otra” ahora. Inclusive, temas que sí complican a la mayoría de los argentinos como la inflación, fueron puestos en stand by, relegados por la primacía del nuevo debate que se discute acaloradamente en todos lados.
El tema aborto llega como el humo perfecto para tapar pequeños detalles con la inflación, inseguridad, Rafecas, Triaca y Caputo. pic.twitter.com/wBNl901YAF
— Nazareno Etchepare (@nazaetchepare) February 24, 2018
El tema elegido, estratégicamente ideal
Al generar una jugada mediática de este nivel de impacto se puede advertir que existen riesgos, sobre todo en el impacto electoral. Sin embargo, la discusión sobre el aborto corta transversalmente a todos los grandes sectores políticos. En el PRO, la Coalición Cívica, el radicalismo y en el peronismo hay legisladores que están a favor y en contra. Ya se supo que todos los bloques tendrán libertad de acción para que cada individuo vote según sus convicciones personales. Es decir, que no hay un espacio político que capitalice ni que pierda una significativa cantidad de votantes. Macri, que está en contra y que tiene ministros que ya dijeron que están a favor, desvió exitosamente el debate político lejos de sus preocupaciones con “costo político 0”.
Incluso la voz más crítica que surgió fue la de la Iglesia católica. Monseñor Aguer cargó duramente contra Cambiemos y manifestó que Argentina tiene un “Gobierno sin principios“. Pero las críticas que puedan provenir desde un espacio “conservador” tampoco tienen costo, ya que Macri, que técnicamente podría ser considerado como un socialdemócrata en cualquier país del mundo, en Argentina a la derecha no tiene nada. Todo el que se sienta desilusionado por el nivel de “progresismo” del presidente desde una perspectiva más conservadora, lo seguirá votando porque las otras opciones son la izquierda y el kirchnerismo.
El Gobierno necesita desviar la atención de la opinión pública de los grandes problemas, que si bien son heredados, hasta el momento no les ha encontrado una solución. El aborto, mientras siga en boca de todos los argentinos, ha sido una estrategia inteligente por parte de un presidente, que a pesar de que se lo señale como de “poco político”, parece ser más político que cualquiera.