El anuncio del presidente argentino, Mauricio Macri, sobre los cambios en la burocracia del Gobierno fue recibido por algunos con escepticismo. Los recortes de la planta política en el Poder Ejecutivo, las nuevas regulaciones sobre la prohibición de la contratación de parientes, y el congelamiento de salarios intentan dejar atrás criticas sobre nepotismo y alto gasto publico. Pero, ¿qué tan lejos llegan estas reformas?
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Más allá de lo positivo del anuncio, lo cierto es que el impacto en el gasto público general es del 0,02%, como explicó José Luis Espert, y que el porcentual que se recorta en la masa salarial del empleo estatal es tan sólo del 0,47%, según Roberto Cachanosky. Entonces, para ahorrar solamente “monedas” del pasivo general…¿Para qué Mauricio Macri mandaría a desafectar a familiares de sus ministros y a reducir la “planta política” generando un dolor de cabeza para sus funcionarios que deberán explicarle a varios de sus empleados que se quedan afuera? ¿Cuál sería el motivo real para ir en esta dirección si se sabe que el ahorro que aportará esta medida es absolutamente marginal?
La razón es clara. Hubo una exitosa campaña de comunicación, anárquica, descentralizada y espontánea por parte de un grupo de economistas liberales que decidieron poner este tema en agenda cuando no era de interés en la opinión pública. Recordemos que al momento de asumir Mauricio Macri la presidencia en diciembre de 2015, el mapa político se dividía entre los detractores, con un discurso de izquierda dura, y los oficialistas, que veían en el nuevo presidente a un príncipe de un cuento de hadas y aplaudían cualquier iniciativa del nuevo gobierno.
Esa polarización, que en el ámbito electoral se “comió” a Sergio Massa que apostó a la “gran avenida del medio”, que no apareció nunca, fue el escenario que encontraron varios comunicadores con la necesidad de pasar un mensaje que nadie estaba pidiendo.
En el marco de una “Ley de Say” comunicacional, esperando que una nueva oferta genere su demanda, José Luis Espert hizo de su libro “La Argentina devorada” un best seller donde la problemática del Estado grande apareció en la lectura de miles de personas. Javier Milei se convirtió en una estrella de las redes sociales con un mensaje libertario que, hasta el momento, carecía de cualquier impacto; y Roberto Cachanosky comenzó una nueva peregrinación por los medios de comunicación donde le preguntaban los motivos por el cual la economía no arrancaba si ya se había superado al kirchnerismo.
Otro dolor de cabeza para las autoridades fue la cuenta de Twitter del abogado Pablo Torres Barthe, “Alberdiano“, desde donde a diario los gastos superfluos y las contrataciones de nuevos funcionarios con nombres de cargos inventados y ridículos se viralizaban en la red. La lectura día a día del Boletín Oficial por parte del abogado liberal generó preocupación en los grupos informales de comunicación y difusión oficialista.
Con el correr de los meses la crítica liberal se había hecho presente en los medios y empezaba a hacer carne en la sociedad. Cuando desde las esferas de poder comprendieron que esta nueva crítica podría tener impacto electoral (los medios izquierdistas y kirchneristas comenzaban a difundir estas voces para pegarle al Gobierno) las reacciones fueron diversas. Algunos miembros del oficialismo se animaron a levantar esta bandera, como el caso del diputado provincial Guillermo Castello que fue fustigado por el mismo oficialismo, otros buscaron comunicaciones “off the record” para manifestar un acuerdo, pero también para pedir paciencia política para las reformas, pero algunos se mostraron directamente hostiles. Este fue el caso del diputado y periodista Fernando Iglesias que tildó como “liberalotes” a los voceros de la crítica incómoda que estaba recibiendo Cambiemos.
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Sin embargo, este primer paso que dio Macri puede empezar a tener impacto real en los números por medio de la presión del Poder Ejecutivo a otras dependencias para que se imite, lo que por ahora no es más que un gesto.
La mañana del martes trascendió que la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires (ambos distritos de Cambiemos) planean acoplarse voluntariamente al nuevo esquema, por lo que el número marginal del ahorro del ámbito nacional podría dejar de ser un decimal. Si los gobernadores e intendentes alineados al macrismo van en la misma dirección, además de llevar el ahorro a un número más considerable, incrementarían la presión para los dirigentes peronistas que buscan diferenciarse del kirchnerismo.
La clase política no va a limitarse si no tiene un incentivo concreto para ir en esa dirección. Es decir, que de eso dependa su misma subsistencia. El tema ya fue puesto en agenda y el presidente lo reconoció. Ahora es momento empezar a Cambiar en serio.