En diciembre de 2015 cuando Mauricio Macri heredó el difícil escenario que le dejó Cristina Fernández de Kirchner, las nuevas autoridades eligieron el camino del gradualismo para tratar de revertir la situación. Es decir, evitar las políticas de shock ante el temor de fragilidad política e ir de a poco en el camino de un cambio de modelo.
Lea más: Macri en Rusia y la costumbre de “buscar” inversiones
Después de dos años de mandato, el Gobierno pudo dejar atrás el control de cambios, comenzó a reducir los subsidios tarifarios, logró salir del default y mejoró sus relaciones con el mundo. Sin embargo, la inflación sigue siendo un problema y no se ha producido el volumen de inversiones que Argentina necesita para subirse definitivamente al tren del desarrollo.
Dos prestigiosos economistas, en diálogo exclusivo con PanAm Post, coinciden en que Cambiemos debe profundizar el camino que probablemente era el único disponible políticamente al comienzo del mandato de Macri.
Roberto Cachanosky manifestó que, probablemente, si el presidente argentino hubiese tenido en claro los resultados del plan gradual implementado al momento del inicio de su mandato, hubiese preferido la misma estrategia pero un tanto más agresiva: “Posiblemente se hubiera decidido por un hombre como Carlos Melconian para estar al frente del ministerio de Economía”. Cabe destacar que Melconian representó dentro del gobierno al “ala” que apuntaba por reformas más profundas desde un primer momento, pero esta visión quedó relegada al plan gradual que finalmente se terminó escogiendo.
Para Cachanosky es necesario anunciar un plan concreto, con una dirección clara, aunque se elijan pasos graduales para alcanzarlo. “De la forma en la que están planteadas las cosas, el déficit fiscal aumenta en lugar de bajar”, advirtió.
Según el especialista, el Gobierno debería avanzar hacia una política de reducción del empleo público y los subsidios, además de generar una reforma laboral. “Para que se pueda financiar el rojo fiscal con endeudamiento, es necesario implementar una reforma impositiva más potente para que luego el crecimiento haga posible el pago”.
Lea más: Paradojas de la política: gobernadores peronistas, los grandes aliados para la reelección de Macri
Según Guillermo Covernton, de la Universidad Católica de Rosario, la fragilidad política parlamentaria al momento de la asunción de Macri hace comprensible el camino elegido, pero en la actualidad, “incluso dentro del mismo Gobierno saben que tienen que ir más rápido hacia ciertas reformas”. Para el economista, un frente fundamental para cambiar la historia es la apertura económica:
“Hay que aceptar que una economía que es pequeña, en relación a otras economías mundiales, necesita especialización, reglas claras y mucha inversión en tecnología para poder competir en una economía abierta. Pero que una economía cerrada nos lleva inexorablemente a la destrucción del stock de capital, a salarios mucho más bajos que los que hay en otros países para similares niveles de capacitación. Se necesita generar un marco jurídico que asegure costos competitivos de los factores de producción. También libertad de entrada y salida de empresarios, para poder explotar ventajas competitivas que existen, ajustando los servicios públicos, los impuestos a las empresas y especialmente, los impuestos al trabajo a niveles razonables”.