En la jornada de hoy se repitió una escena conocida por muchos argentinos, y también por muchos visitantes que llegan o parten del país (o pretenden hacerlo), en un vuelo de Aerolíneas Argentinas: varios sindicatos aeronáuticos suspendieron los vuelos en el marco de un nuevo reclamo salarial. La extorsión y el caos son las armas predilectas de muchos gremios en Argentina que tienen a su favor el temor de los gobiernos de enfrentarlos.
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El nuevo conflicto está relacionado con los reclamos de cinco de los seis gremios que existen en la aerolínea estatal argentina, que desde ayer iniciaron una huelga que afectó a 400 vuelos y a 40.000 pasajeros en el país y el exterior. Según el secretario general de la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales, Rubén Fernández, se realizarán nuevas medidas “si no hay acuerdo salarial”.
Según el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mario Dell’Acqua, el salario promedio en la compañía estatal ronda los 70.000 pesos (casi USD $4.000) y según los sindicalistas la suma real es de 45.000 pesos (USD $2.500). Sea cual seala suma, la cifra es considerablemente superior a la de cualquier trabajador promedio en el país. Según la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires el salario promedio ronda los 16.000 pesos (USD $900).
Esta nueva crisis, que afectó a miles de personas, podría representar una oportunidad. En la jornada de ayer el presidente Mauricio Macri realizó un discurso donde llamó a terminar con los privilegios en el país. Es imposible no relacionar el colapso que hoy sufre Aeroparque con las palabras presidenciales de hizo tan solo hace unas horas.
Hasta el momento, Dell’Acqua hizo una tibia amenaza a los que que suspendieron los cientos de vuelos y perjudicaron a miles de pasajeros. Según su titular, Aerolíneas Argentinas les “descontaría” de su salario el día de paro. Un anuncio vergonzante en relación al daño que los gremialistas han causado.
Si Macri quiere dar contenido a sus palabras de ayer, debería liquidar a la brevedad este engendro que creó Juan Domingo Perón cuando estatizó las pocas empresas aerocomerciales que surgían en el país hacia 1950, y desregular el espacio aéreo para darle paso a la competencia y enterrar las prebendas. Si no está dispuesto a hacer lo que tiene que hacer, al menos que se impongan las sanciones merecidas a este grupo de parásitos privilegiados y extorsionadores disfrazados de trabajadores.