Desde la muerte de Eva Perón en 1952 el peronismo, en todas sus variantes y vertientes, ha hecho uso de los muertos para las campañas políticas. La muerte del mismo General en 1974 no solo no fue la excepción, sino que inauguró el tironeo entre las distintas facciones del movimiento que se debaten tanto por la figura del muerto como por su legado. Todos coinciden en que si Perón o Evita vivieran, los apoyarían a ellos.
El kirchnerismo, rebautizado como “Frente Unidad Ciudadana”, ha expandido la utilización del cementerio político para meter de lleno en la campaña a un personaje que poco tiene que ver con el peronismo y la política argentina: El Che Guevara.
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Tanto la expresidente Cristina Fernández de Kirchner como sus candidatos repiten a lo largo de la campaña que es necesario “ponerle un freno a Macri”. La victoria que el líder de Cambiemos obtuvo tanto en la nación, provincia y ciudad de Buenos Aires dejó al kirchnerismo en un lugar incómodo. Como saben que es imposible al día de hoy cuestionar al presidente argentino, al punto de proponer sacarlo próximamente del Poder Ejecutivo, el cristinismo pone énfasis en la cuestión de limitarlo y ponerle “frenos”.
En el marco de esta estrategia retórica, el kirchnerismo desempolvó la histórica foto de Guevara, para sumar al guerrillero muerto en Bolivia hace medio siglo a la campaña:
“Si el Che viviera también le pondría un freno a Macri”, dice el cartel firmado por el Frente Unidad Ciudadana.
El insólito afiche generó risas en las redes sociales.
Si el Che viviera, el capitalismo no lo hubiese fotografiado, impreso y vendido en remeras y la mitad no lo hubiese conocido. pic.twitter.com/OtgUd93f1d
— Enrique Zabala (@enriquezabala68) October 7, 2017
Más allá del estéril debate sobre cual sería el voto del Che Guevara luego de 50 años de su muerte, se podría sospechar que, en efecto, no sería un seguidor del espacio macrista. Pero lo cierto es que tampoco hubiese respaldado al kirchnerismo, ya que el personaje en cuestión no tenía ningún interés en el debate democrático.
La verdad histórica y documentada señala que Guevara hubiese preferido mandar al pelotón de fusilamiento, de ser posible, a cualquier defensor de la democracia crítico del modelo despótico y totalitario que ayudó a fortalecer en Cuba.