Desde el momento de la desaparición de Santiago Maldonado, la izquierda y el kirchnerismo han buscado establecer un paralelismo entre el gobierno de Mauricio Macri y la última dictadura que tuvo lugar en Argentina entre 1976 y 1983. A pesar de que no es por los motivos que ellos apuntan, existe una sola cuestión que emparenta la situación actual con la de aquellos años oscuros; no la actitud del gobierno, sino la de los mismos voceros de la izquierda que reeditan la hipocresía con la que analizan el pasado.
Cuando desde los sectores de izquierda analizan el pasado establecen la imposibilidad moral de cualquier cuestionamiento a las organizaciones guerrilleras que buscaban instaurar en Argentina una dictadura socialista. Algunos deciden ir por el camino de la mentira y manifestar que las víctimas del gobierno militar fueron jóvenes idealistas que luchaban, incluso, por la democracia. (Algo difícil de comprender ya que los ataques armados comenzaron antes del golpe militar, en procesos constitucionales y democráticos). Otros, más pudorosos ante la evidencia histórica documentada apabullante, prefieren no hablar del tema de las acciones propias y se concentran en las responsabilidades de los militares. Pero todos ponen el grito en el cielo si alguien siquiera sugiere cuestionar mínimamente las acciones, la sangre derramada o las intenciones de las agrupaciones violentas de izquierda.
Sería comprensible que este sector no pueda establecer un diálogo con los defensores y apologistas de los militares que justifican el terrorismo de Estado, pero los voceros del socialismo se cierran al debate histórico racional, incluso con la gran mayoría que reconoce, cuestiona y repudia el accionar de la dictadura, lo que no significa por default una aprobación a los planes de FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) o Montoneros.
En la jornada de ayer se planteó en un programa televisivo, con toda lógica, que la organización mapuche de Santiago Maldonado RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) suele tener actividades delictivas como cortar rutas, saquear o quemar camiones. El mismo líder de la agrupación reconoció que están en contra de la propiedad privada, porque consideran que la misma está contra ellos.
Si bien la invitada que planteó esta situación en ningún momento sugirió la aprobación que dichos comportamientos justifiquen la desaparición de Maldonado, menos a manos de un agente de Gendarmería, otro panelista kirchnerista saltó a responder exaltado cuestionando la actitud de “investigar a la víctima”. Está claro que para este sector la única investigación que avalarán será la que no presente el más mínimo cuestionamiento a la organización a la que apoyaba Maldonado. Claro que esto limitaría considerablemente las posibilidades de un resultado efectivo.
https://www.youtube.com/watch?v=YJ2YW-hpPag
A pesar de que es delirante la versión que se busca imponer desde la izquierda más rancia (Hebe de Bonafini aseguró que el joven fue asesinado por orden de Mauricio Macri para que la gente tenga miedo de protestar por su plan económico), no hay que descartar ninguna pista en la investigación. La causa se tiene que llevar con total seriedad y la sociedad tiene que conocer que pasó por parte de sus autoridades. En el caso que efectivamente algún o algunos agentes de Gendarmería hayan sido responsables por la desaparición del joven, los mismos deberán ser llevados a la justicia para el castigo que corresponde. Las actividades delictivas de RAM y del mismo Santiago Maldonado no serían ninguna excusa para que no exista una pena ejemplar contra algún agente del Estado si así corresponde.
Pero hasta el momento el único punto en común entre la Argentina de hoy y la de la dictadura es la doble moral y la hipocresía de la izquierda.