Aunque la apertura actual del mercado aercomercial en Argentina fue limitada y regulada, los nuevos márgenes de competencia parecen que fueron suficientes para impulsar la reducción de tarifas, no sólo en Aerolíneas Argentinas, sino también en las empresas de buses de larga distancia.
La muy tibia y pequeña apertura generada por el gobierno de Mauricio Macri en el sector permitió el ingreso de nuevas compañías, con sus versiones “low cost“, a ofrecer vuelos comerciales, pero con la regulación de que ninguna podría cobrar menos que la propuesta más económica de la estatal Aerolíneas Argentinas.
Con motivo de las nuevas reglas de juego, las empresas que comenzaron a operar en el país trataron de buscar algunas ventajas comparativas ante la regulación de los “precios mínimos”. Una de las posibilidades que exploraron fue la de ofrecer varias cuotas sin interés para los tiquetes que igualen el precio más económico de Aerolíneas.
El nuevo escenario tuvo su pronta repercusión en las empresas de buses de larga distancia, que decidieron bajar los precios y generar promociones para no perder mucho del público cautivo que hasta el momento tenía como prohibitivo el viaje en avión por el alto precio de los pasajes.
Para impulsar los cambios en los precios de los boletos, el Gobierno Nacional modificó la “banda tarifaria” que establecía los precios mínimos y máximos para las empresas que ofrecen servicios de bus.
Un ejemplo del nuevo esquema tarifario sería el tramo de Buenos Aires a Tucumán, que de un valor de $1633 (93 dólares) pasaría a $1180 (67 dólares).
La leve apertura significó una pequeña revolución en el sector del transporte. Un ejemplo de esto es que las empresas de buses, que se quejaban de la nueva competencia, una vez establecidas las “low cost” ahora se quejan que el Estado las obliga a hacer viajes a destinos poco rentables, ya que es un “servicio público regulado”.
Fuente: El Tucumano