
Néstor Kirchner llegó al gobierno nacional luego de ser gobernador de la provincia de Santa Cruz. Desde el regreso a la democracia esta provincia es gobernada por el partido peronista, y desde 1991 se encuentra bajo la órbita de la facción kirchnerista del Justicialismo.
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La salida del gobierno nacional, y por consiguiente la pérdida de varios privilegios, dejó en evidencia la quiebra total de la provincia. Su gobernadora, Alicia Kirchner, hermana del ex presidente Nestor Kirchner, reconoció abiertamente que heredó “una provincia quebrada”.
La actual gobernadora tiene problemas para explicar la grave crisis que vive su provincia, porque, por un lado, debe defender su propia gestión, que comenzó con esta situación terminal. Pero si desea explicar en detalle la herencia para salvar su pellejo, debe responsabilizar al Frente para la Victoria, su espacio político y familiar.
Esta mañana la gobernadora declaró en radio: “No es fácil la situación de la provincia. Nos dejaron una provincia quebrada, pero realmente estamos haciendo lo imposible para sacarla adelante. Tenemos un ahogo financiero, es cierto, no voy a pintar las cosas de otro modo”.
La última semana la gobernadora debió quedarse en su despacho hasta altas horas de la madrugada, ya que empleados municipales cortaron todos los accesos al edificio en reclamo de los sueldos atrasados.
El dato de color que enfrenta Alicia Kirchner en este duro momento es una declaración de su hermano fallecido durante la campaña presidencial en el año 2002. En esa oportunidad Nestor Kirchner, que buscaba la presidencia, afirmó en una famosa entrevista al diario La Nación: “Si una provincia o un municipio se encuentra en cesación de pagos, el gobernador o el intendente deben ir presos”.