Los vuelos de cabotajes en Argentina hasta ahora habían sido explotados casi en su totalidad por la empresa estatal Aerolíneas Argentinas. Además de generar un déficit de un millón de dólares diarios (que pudo ser reducido considerablemente, ya que la pérdida en el gobierno de Cristina Kirchner era de exactamente el doble) los pasajes tienen un precio altísimo para los usuarios. Realizar un vuelo interno dentro del país puede costar diez veces más que en Estados Unidos, Europa u otro lugar que cuente con una política de “cielos abiertos”.
La historia de Aerolíneas Argentinas comenzó en el gobierno de Juan Domingo Perón como el resultado de la estatización y unificación de las pocas empresas aerocomerciales que existían en Argentina. Así se mantuvo hasta que el presidente Carlos Menem en los noventa la privatiza, pero sin desregular el sector ni permitir competencia irrestricta de mercado. La cuestionable gestión de la empresa privatizada (y privilegiada) llevó a una nueva estatización a manos del kirchnerismo.
A pesar que desde el gobierno se habían manifestado en contra por temor a represalias sindicales, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) aprobó 135 rutas (locales e internacionales) para ser explotadas por cinco empresas “low cost”. Cuatro de ellas no operaban en el país. Estas empresas son: Alas del Sur, American Jet, Andes, Avian y Fly Bondi.
Los nuevos trayectos unirán Buenos Aires con Neuquén, Rosario, Resistencia, Tucumán, Rio Gallegos, San Juan, Santa Fe, Jujuy, Puerto Madryn, Calafate y Barioloche, entre otros destinos.
Cabe destacar que las empresas en cuestión habían presentado un número mayor de rutas, que la ANAC hasta el momento no a aprobado.
La aparición de nueva competencia en el sector sin dudas logrará abaratar los costos de los pasajes aéreos. Habrá que analizar cómo sigue la historia con la empresa estatal y sus reclamos sindicales, ya que cuenta con un número mayor de operarios necesarios para su funcionamiento. Si la demanda de Aerolíneas Argentinas cae producto de la nueva competencia su déficit podría volver a incrementarse. Es por esto que varios economistas destacan la necesidad de eliminar la empresa en futuras instancias.
Fuente: La Nación