EnglishHace un mes, el prominente diario de Venezuela El Universal anunció su venta. Para los lectores no fue la compra el problema, sino lo nuevos dueños.
Aunque el nuevo director, Jesús Abreu Anselmi, aseguró al público que mantendría intacta la línea editorial del periódico, la creciente censura ha probado lo contrario. En tres semanas, el periódico de 105 años comenzó una purga, y puso cualquier pretensión de independencia en duda.
Este domingo, El Universal publicó una nota sobre el tercer congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). El título de este artículo fue “El III Congreso del PSUV fortaleció el liderazgo de Nicolás Maduro”, y carecía de firma.
El PanAm Post conoció que el periodista autor de la nota se opuso a los cambios posteriores hechos en el título, por tanto pidió que el artículo saliera sin su nombre.
El mismo día, la caricaturista del periódico, Rayma Suprani, también fue censurada. Después del encuentro entre los presidentes de Colombia y Venezuela, Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, Rayma sacó una caricatura que criticaba la involución de la relación bilateral, y la llamó una comedia. El Universal lo excluyó de su publicación, y escogió una caricatura de archivo para la edición del domingo.
Esta es la caricatura de hoy que me fue censurada en El Universal. Favor RT. Gracias pic.twitter.com/wg91ctaykw
— Rayma (@raymacaricatura) August 3, 2014
El PanAm Post tuvo la oportunidad de hablar con un periodista de la planta de El Universal, cuya identidad debe permanecer anónima por temor a represalias.
Asegura que en la sección en la que trabaja ha notado fuertes cambios. “Tras la primera semana después de la venta [del periódico], comenzamos a recibir instrucciones específicas para nuestros artículos. Por ejemplo, tenemos que resaltar las cosas ‘positivas’ de la ciudad, y escribir artículos más ‘balanceados’. Con respecto a esto, los nuevos directores comenzaron a forzarnos a buscar siempre las cifras oficiales, y contactar primero a los funcionarios del gobierno. Si no podemos ponernos en contacto con ellos, tenemos que incluir dentro del artículo una extensa explicación de por qué no pudimos obtener el lado oficial de la historia”.
El periodista también describe cómo han cambiado las prioridades. Los artículos que resaltan los crímenes, por ejemplo, ya no son tan importantes.
“En el caso de la sección de sucesos, ciertos artículos que alguna vez fueron importantes ya no tienen la prioridad de aparecer en la primera plana. Por ejemplo, hace semanas hubo un tiroteo en una fiesta; cuatro personas murieron, y 30 resultaron heridas. Antes de la venta, ese artículo hubiese sido considerado una pieza de primera plana. Sin embargo, los nuevos directores le restaron importancia”.
Más allá de la censura, los periodistas deben ensalzar la labor del gobierno con los problemas que puedan identificar, para “mantener el balance”.
“Si un artículo habla de la falta de recolección de basura en Caracas, también tiene que mencionar la reciente remodelación que hizo el concejo municipal, y cómo todo terminó bello. Los periodistas deben mencionar a los oficiales del gobierno, y cómo trabajan para solucionar los problemas, incluso si el artículo fue pensado para denunciar el problema en primer lugar”.
También asegura que en una reunión con la dirigencia sindical de El Universal, se le dijo al los periodistas que el periódico sufriría un “giro drástico”. En otras palabras, el diario que alguna vez fue considerado de “derecha”, ahora cambiaría al centro, a petición de su nuevo director.
Dada la “delicada” situación que los medios independientes sufren en Venezuela, los periodistas de El Universal siguen esperando a ver cómo fluye el cambio editorial: “No es fácil renunciar en Venezuela; no hay muchas opciones si eres un periodista que no está alineado con el gobierno”, lamentó.
Viejos miembros del equipo se quedan en el camino
El abogado y criminalista Luis Izquiel fue el primer columnista censurado por El Universal. El nuevo director informó que su artículo sobre la relación entre el tráfico de drogas y miembros del régimen chavista, no sería publicado.
Mi artículo del domingo en El Universal fue censurado por el nuevo director. Esto es inaceptable para mi. Hasta hoy escribí en El Universal
— luis izquiel (@luisizquiel) July 21, 2014
También dejaron ir al columnista Axel Capriles. Vía Twitter, Axel Capriles explicó la reciente decisión del gobierno: “Después de 42 años escribiendo para la prensa venezolana, y siempre en contra del poder, es la primera vez que me censuran”. Capriles, quien escribía en El Universal desde 1978, informó a sus seguidores que no seguiría escribiendo en el periódico.
“Lamento tener que informarle que debido a la reestructuración editorial… ya no podremos darle curso de publicación a sus artículos”, rezaba la carta que le enviaron para prescindir de su columna.
El artículo que catalizó la salida de Capriles del periódico ataba a oficiales del gobierno a la corrupción y el crimen organizado, en relación al caso de Hugo Carvajal.
“Pensamos que disimularían más pero no aguantaron ni unas pocas semanas. El diario, ahora chavista, El Universal comenzó la censura”, afirmó Capriles en Twitter.
Otros columnistas han sentido el peso de la línea editorial. Trino Márquez, un antiguo columnista del PanAm Post y director académico de CEDICE, un think tank liberal de Venezuela, está ahora fuera de escena.
Cierto: el espacio que @CEDICE tenía en @ElUniversal cada lunes desde hace 8 años, (yo escribía quincenalmente) fue cerrado por los dueños.
— Trino Márquez (@trinomarquezc) August 1, 2014
En señal de solidaridad con los más de 30 columnistas y periodistas despedidos del diario, la prominente periodista y columnista Marta Colomina renunció inmediatamente. Colomina explicó su decisión ayer.
“Reconozco que El Universal tiene derecho a reorganizar su estructura informativa y de opinión, pero todos los que han salido son críticos al gobierno”, dijo la periodista en Twitter.
La larga lista incuye a Orián Brito, representante de la oposición en la Asamblea Nacional, Ismael García, y Carlos Blanco. Sus artículos tenían un cosa en común: todos ellos hablaban de las violaciones a la libertad de expresión, la corrupción del gobierno y la falta de democracia en Venezuela.