EnglishEl pasado domingo, más de 200 jóvenes nicaragüenses que estudiaban becados en Venezuela fueron repentinamente forzados a regresar a su país natal, dado que el gobierno venezolano no podía seguir financiando el programa. Ellos se encontraban en el país estudiando medicina en la Escuela Latinoamericana de Medicina Dr. Salvador Allende (ELAM), fundada en 2007 por el fallecido Hugo Chávez como una escuela que aportaría un “enfoque social y humanitario” a la medicina.
Estos estudiantes eran parte de un grupo más grande de estudiantes latinoamericanos que cada año son financiados por el gobierno venezolano para venir y estudiar gracias a los frutos del Socialismo del Siglo 21. No obstante, el programa de becas, que una vez fue el medio de Chávez para expandir el alcance de su concepto de educación hacia sus aliados políticos, está ahora en riesgo debido a la crisis económica del país.
Y así fue como llegó el día en que los padres de los estudiantes se enteraron que la beca había llegado a su fin. Los 220 estudiantes tenían que abandonar inmediatamente el país y conseguir una forma de continuar sus estudios en universidades nicaragüenses.
El prominente diario nicaragüense La Prensa publicó las críticas declaraciones de algunos de estos estudiantes, a quienes anteriormente se les había prometido cursar estudios postsecundarios en Venezuela. Entre las quejas, los estudiantes denunciaron que hace un año el gobierno, de repente, había suspendido su beca de alimentación, y la mensualidad que recibían para sus gastos generales no era suficiente para cubrir toda su manutención.
Los estudiantes tuvieron que sobrevivir con lo que sus padres les enviaban desde el exterior, complementado con lo que pudieran ganar trabajando medio tiempo.
Un estudiante que prefirió mantener el anonimato le dijo a La Prensa que “aquí lo que están graduando son pacientes con úlcera y gastritis en vez de médicos”, refiriéndose al hambre que pasan por no tener suficiente dinero para comer. El decepcionado estudiante asegura que para poder sobrevivir, varios de ellos tuvieron que buscar trabajos nocturnos, la mayoría como vigilantes.
¿El final de un programa más grande?
Cada año, cientos de estudiantes de países políticamente alineados con el régimen chavista vienen a Venezuela a completar sus estudios de pregrado. La beca del ALBA (Alianza Bolivariana), por ejemplo, comenzó en 2011 como otro programa impulsado por el gobierno de Chávez para reforzar las relaciones con determinados países de la región como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador. Ésta, junto a la beca Gran Mariscal de Ayacucho — también conocida como Fundayacucho — se han convertido en la opción para que los estudiantes de otros países latinoamericanos puedan realizar estudios postsecundarios en Venezuela.
Administración de empresas agropecuarias, construcción civil, gestión “tecnológica del deporte”, enfermería, entre otras, son las carreras específicas que hacen que el portafolio ofrecido por estas becas sea único. No obstante, los programas han demostrado una fuerte afiliación política que pone en duda la calidad de la educación.
Cuando el estudiante haitiano Romage Jobed fue entrevistado por el Ministro de Tecnología e Investigación de Venezuela sobre la beca que recién había recibido, declaró que “esta beca es la demostración de la solidaridad de Chávez”. Tal y como Jobed lo afirmó, estudiantes de Dominica, Ecuador y Paraguay, también agradecieron al expresidente Chávez por su beca.
El fallecido presidente de Venezuela parece ser el rostro de todas las universidades y programas de becas que benefician a estos estudiantes. Un reportaje publicado por Telesur muestra como los beneficiarios nicaraguenses de la beca ALBA le rinden homenaje a Chávez tras su fallecimiento, llamándolo “El Comandante Supremo”.
Ana María Fernández, ex coordinadora de Fundayacucho, explicó a PanAm Post lo que el programa de becas fue una vez y en lo que se ha convertido después de la administración de Chávez.
“Cuando yo trabajaba en la fundación, había toda una generación de jóvenes profesionales que habían recibido su educación con la beca Gran Mariscal de Ayacucho. Los venezolanos estudiaban en el extranjero en universidades excelentes, y luego regresaban a trabajar en Venezuela. Eso fue cuando venezuela se desarrolló tecnológicamente. El país tuvo un impulso extraordinario debido a los jóvenes estudiantes que recibían una educación de buena calidad con esta beca”.
Sin embargo, ahora la realidad parece bastante distinta de lo que una vez fue la fundación. En su página web, la “nueva” Fundayacucho establece:
“Con la llegada del Gobierno Bolivariano en el año 1999, hemos impulsado una política rigurosa para cambiar el concepto de la fundación… Desde entonces, damos prioridad a un estrato social que durante décadas fue menos favorecido por los gobiernos anteriores. Así, la fundación se ha convertido en una institución de acción social, inspirada en la ética socialista”.
En la actualidad, Fundayacucho financia a estudiantes extranjeros procedentes de países específicos de América Latina para venir a estudiar a Venezuela, en las universidades escogidas específicamente por el gobierno. Casualmente, estas son las mismas universidades creadas por Hugo Chávez durante su administración.
En cuanto a los criterios de selección de estudiantes en las universidades, Fernández cree que “los países que son elegidos para hacer estos intercambios académicos son aquéllos en los que hay una alianza política, y creo que ése no es el enfoque correcto. La forma correcta sería la de buscar universidades de buena calidad en todo el mundo y ofrecer becas con éstas, y no con los gobiernos con los que la administración mantiene relaciones”.
A pesar de que los fondos provenientes del petróleo han ayudado a impulsar este tipo de programas de cooperación, la crisis económica que el presidente Nicolás Maduro heredó parece estar perturbando el programa político e ideológico, explica. También está destruyendo los sueños de una mejor educación de estos estudiantes.
“Creo que está bastante claro que la calidad de la educación en Venezuela hoy en día no es muy alta; el país simplemente no tiene demasiado que ofrecer a los estudiantes ahora mismo”, aseveró Fernández.