El Presidente de Panamá Ricardo Martinelli se encuentra hoy en México para reunirse con el Presidente Enrique Peña Nieto, y proceder así con la última fase de negociaciones bilaterales para la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambas naciones. Tras haber firmado un TLC con Colombia, Perú y Chile, respectivamente, el tratado con México sería el último requisito para que Panamá pueda ingresar a la tan demandada Alianza del Pacífico. Ambos gobiernos han expresado su satisfacción con los resultados, sin embargo, ¿es tan bueno como parece?

El abogado e internacionalista Eugenio Gómez-Chico es presidente de la asociación civil Más Por Libertad en México, y analiza esta alianza. “En primer lugar, la negociación de este TLC se vincula al interés panameño de ingresar a la Alianza del Pacífico como Miembro Pleno, aspiración que México respalda, pero que a su vez le da poder de negociación a México, al ser Panamá el principal interesado que este tratado se logre pronto. Esto, ya que el TLC con México es el último que requiere suscribir, al tener ya acuerdos comerciales con Perú, Chile y Colombia”, Gómez-Chico explica.
Sin embargo, aclara que este TLC no parte del Gobierno de Peña Nieto, sino de administraciones anteriores. La intención de fomentar el libre comercio y expandir las relaciones comerciales con otros países vecinos obedece a una política exterior de años anteriores:
“La Alianza del Pacífico en general responde al interés del gobierno mexicano, desde la administración anterior, de diversificar sus relaciones económicas, las cuales han estado históricamente acaparadas por la relación con Estados Unidos. Con el objeto de adquirir un mayor peso específico dentro de la región fue que México aceptó participar en este acuerdo en sus inicios, vinculándose con gobiernos con cierta afinidad política”.
Los beneficios no son solo para Panamá sino para México también, desde la perspectiva de Gómez-Chico, quien argumenta que “el TLC con Panamá en específico permitiría a México profundizar su integración con Centroamérica y no solamente con Sudamérica. Le permitiría fomentar la diversificación de las exportaciones mexicanas, brindar certidumbre jurídica a la inversión, y potenciar el crecimiento económico y bienestar de ambas naciones”.
Tras dos intentos fallidos para firmar un TLC en años anteriores, la coyuntura política y electoral de Panamá parece jugar un papel importante para que esta vez sí se logre. Tomando en cuenta que el país se encuentra a escasos meses de elegir un nuevo presidente, Gómez-Chico considera que como “la administración del presidente Martinelli está llegando a su fin, será un reto que las negociaciones de este TLC continúen con la nueva administración, si éste no se firma pronto como se tiene planeado. La realidad es que ya en ocasiones anteriores se ha intentado lograr un acuerdo de este tipo entre ambas naciones y no se ha logrado por cuestiones fiscales, pero creo que en esta ocasión la urgencia de Panamá hará que las negociaciones sean fructíferas”.
Si bien se podría concluir que México está adoptando una postura más favorable de libre mercado, Gómez-Chico advierte que hay que esperar los resultados. El abogado explica al respecto: “sobre si este TLC representa un aprecio por el libre mercado, se puede decir que es solamente un paso más en la inercia que ha llevado el país, que si bien no ha sido a la velocidad deseada, sí ha ido en una dirección correcta en materia de vinculación comercial con el extranjero. Sobre los términos específicos del tratado, habrá que ver cuáles son las reservas proteccionistas, siempre existentes, que ponen ambos países, las cuales determinarán la verdadera utilidad y aplicabilidad del tratado”.