El día de ayer, representantes de comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas protestaron en la Plaza Bolívar, en Bogotá, para exigir una nueva política agraria, así como soluciones al problema del acceso a la tierra y mayor protección frente a acuerdos de libre comercio.
La movilización ciudadana se realizó al cierre de la “Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular”, convocada por 11 organizaciones, entre las que destacan el Coordinador Nacional Agrario (CNA), el Proceso de Comunidades Negras (PCN), el Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica, la Mesa de Interlocución y Acuerdo (MIA) y la Organización Nacional Indígena de Colombia.
La cumbre agraria, iniciada el pasado sábado, trató ocho temas centrales y compiló una lista de peticiones donde se denuncia el incumplimiento del Gobierno de Santos a los acuerdos llegados en el Gran Pacto Agrario Nacional, que puso fin al último paro agrario en agosto y septiembre del año pasado. A pesar de esto, el Presidente Santos mantiene una versión muy distinta, en la que alega que de 183 compromisos, 70 ya se han cumplido.
Entre las demandas se incluyen la reforma agraria, los reclamos sobre el acceso a la tierra, las zonas de reserva, la autodeterminación de los afro-colombianos e indígenas, la consulta previa, las zonas de reserva campesina, las restricciones a la actividad minera y petrolera, y la protección a productores para enfrentar los tratados de libre comercio. Ésta última, ha sido la principal exigencia de los grupos agrarios, los cuales demandan que el Gobierno revierta los tratados de libre comercio, alegando que éstos sólo los ha empobrecido.
Parte de los acuerdos a los que se llegó después del paro de 2013, comprometía al Ejecutivo a dar facilidades de crédito en entidades bancarias al sector agrario, y decretar salvaguardias a productos agrícolas procedentes de los países con los que Colombia tiene acuerdos de libre comercio en Alianza del Pacífico y la Comunidad Andina.
Sin embargo, César Geréz, miembro de la Asociación Nacional de Reservas Campesinas, denunció que “los acuerdos hasta ahora firmados son muy parciales y en la mayoría de los casos ni siquiera se ha llegado a la firma de los acuerdos”.
Además del pacto, el Gobierno de Santos inició el despliegue de un nuevo programa que abarca el Pacto Agrario y la Misión Rural, a través de una comisión de expertos que realizarán recomendaciones para la reforma del campo en Colombia. Según el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Darío Lizarralde, “el Pacto Agrario representa una consulta que estamos haciendo al avance agropecuario del país, a los campesinos a las asociaciones a los gremios, solicitándoles lineamientos y claridades sobre una nueva política”. Por el otro lado, la Misión Rural sería la instancia encargada de estructurar los lineamientos de políticas públicas para transformar el campo colombiano.
No obstante, el sector agrario parece no verlo así. El vocero Geréz explicó que las protestas eran una “respuesta inicial al Pacto Agrario del gobierno nacional que ha buscado engañar a los sectores campesinos de Colombia y es una respuesta organizada al incumplimiento del gobierno en las diferentes mesas de interlocución que se instalaron por todo el país”.
Por su parte, el vocero de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZRC), César Jerez, advirtió que “si el gobierno no cumple con lo pactado”, los gremios estarán en “la obligación de ir a un segundo paro nacional agrario”. En este sentido, el gobierno tendría plazo de un mes para cumplir con las demandas.
Sin embargo, el ministro Lizarralde desestimó estos reclamos, alegando que detrás de esta cumbre agraria, lo que había era una “intención política”. Si bien los compromisos a mediano y largo plazo estaban en proceso, el ministro explicó que los de corto plazo sí se han cumplido. Destacó que la movilización ciudadana tiene lugar en un momento electoral en Colombia, a casi un mes de la primera vuelta de elecciones presidenciales. De proceder con el paro agrario, éste sucedería en plenas fechas electorales.
Lizarralde consideró que la molestia de los gremios agrarios se debe a un “cambio” en la agenda del ministerio de agrictultura: “Estamos poniendo una agenda dinámica, una agenda aperturista, una agenda no sólo con una visión de corto plazo sino también de mediano y largo plazo, una agenda que nos permita enfrentar los tratados comerciales y las alianzas que se han venido realizando”, explicó el funcionario.
El trasfondo económico de las protestas agrarias
La protesta ha tenido lugar una semana después de que el Presidente Santos se reuniera con representantes del sector agrario, y acordara decretar medidas que favoreciera el desarrollo de esta actividad económica, como la regulación en el precio de los insumos agrícolas, la emisión de tarjetas de crédito con bondades especiales para los productores y créditos asociativos. Entonces, ¿por qué el sector agrario sigue protestando?
Ivan Carrino, analista económico de Libertad y Progreso, explica. “En Colombia los productores del campo se quejan porque el tipo de cambio no es competitivo. Lo que ha sucedido es que Colombia es una economía que se abrió al mundo e inspiró confianza internacional, lo que, sumado a las políticas ultraflexibles de la reserva federal, generaron un gran ingreso de dólares al país. Esto hizo bajar el tipo de cambio (el dólar cae en Colombia), lo que repercute en los exportadores, porque ahora sus productos son más costosos en el mercado internacional. Eso, obviamente los afecta”.
Según Carrino, una buena solución para el Gobierno de Colombia puede ser desregular todavía más el sector. “El tipo de cambio que se aprecia puede afectar a los productores, pero también los beneficia porque ahora pueden ‘tecnificar’ su producción, comprar insumos, fertilizantes, tractores, entre otros. Si a eso le sumas los acuerdos de libre comercio, más todavía, porque no solo se abren las fronteras para comprar, sino también para vender”.
No obstante, Carrino destaca la importancia de una baja presión tributaria para que el sector agrario pueda tener éxito. El experto argumenta: “Menos impuestos es menos carga para que puedas colocar tu producción en el mundo a precios competitivos. Si abres las fronteras pero matas a tu economía con impuestos, entonces vas a destruir a tus productores. Por eso es importante que los procesos de apertura sean integrales y consistentes”.