EnglishEl pasado domingo 23 de febrero los ecuatorianos acudieron a las urnas para elegir 5.651 autoridades de los gobiernos provinciales, municipales y parroquiales. Si bien la jornada se desarrolló sin mayores complicaciones, los resultados oficiales se han visto retrasados por fallas técnicas en las máquinas de procesamiento de datos electorales. A pesar de ello, los resultados de conteo rápido han podido determinar ciertas resultados irreversibles que han generado una victoria semiamarga para el oficialismo.
El partido de gobierno del Presidente Rafael Correa, Alianza PAIS consideró los resultados como un “revés” electoral, por el cual perdió las principales ciudades del país, Guayaquil, Cuenca y la capital Quito: “Hemos tenido un importante revés en la capital, que habrá que analizar”, dijo Correa.
Según los resultados preliminares del Centro Nacional Electoral (CNE), Mauricio Rodas, candidato opositor del partido Suma para la alcaldía de Quito, obtuvo el 68,66% de los votos, mientras que Augusto Barrera, candidato de PAIS y favorito de Correa, alcanzó el 38,04%. En Guayaquil, el alcalde opositor Jaime Nebot se posicionó por encima de la candidata del oficialismo Viviana Bonilla, alcanzando su reelección.

Semanas antes de las elecciones, Correa había llamado a sus seguidores a votar por Barrera, su candidato a la alcaldía de Quito, a través de dos cartas donde enfatizaba que votar por Barrera era votar por él y por la revolución ciudadana.
Julio Clavijo, asesor de políticas públicas de la Asamblea Nacional en Ecuador, considera que el resultado de Quito es producto de un “voto castigo” hacia el candidato de gobierno:
“El alcalde actual Augusto Barrera, tenía mucha resistencia. Había hecho una muy mala alcaldía y problemas como las excesivas multas, la falta de soluciones para la movilidad, problemas de inseguridad entre otros, crearon un voto en contra muy fuerte. Si bien Rodas ganó porque supo capitalizar aquello, también hubo una mayor votación en contra del candidato oficialista, más que a favor de Rodas”.
Con respecto a la pérdida de la capital, Correa confesó que fue “algo muy doloroso la pérdida de Quito a manos de la derecha” pero “en buena hora que nos han dado este sacudón” porque “nos estamos anquilosando” en el partido. Si bien lamentó la derrota en la capital, aclaró: “seguimos siendo la primera fuerza política del país”.
Betty Tol, Ministro de Gestión Política, destacó que PAIS logró 10 de las 23 prefecturas y 60 de 220 alcaldías, y junto a los aliados Partido Socialista y Avanza, el movimiento habría logrado 120 municipios.
De las diez ciudades con mayor población, PAIS ganó solo en una ciudad, Durán. Estos resultados difieren de las 10 alcaldías capitales que el partido de gobierno había ganado en las elecciones seccionales anteriores en el 2009. Para ese momento, Augusto Barrera había ganado en Quito y Paúl Granda en Cuenca, ambos candidatos de gobierno. Sin embargo, este año ambos perdieron en búsqueda de la reelección ante Mauricio Rodas y Marcelo Cabrera, respectivamente.
Con respecto a Guayaquil y Cuenca, el análisis de resultados difiere del de Quito. Según Clavijo, la victoria en Guayaquil era difícil desde un principio para el partido de gobierno, por los altos índices de popularidad de Nebot, alcalde reelecto: “Para derrotar a Nebot se necesita como mínimo alguien probado en resultados, y la ciudad de Guayaquil no está tan mal, sí han habido mejoras en muchos aspectos a lo que era antes”.
Con respecto a Cuenca, Clavijo considera que la pérdida para PAIS fue más simbólica que nada. “En Cuenca, también se observa un desgaste y las alianzas locales fueron las principales razones que permitieron obtener resultados favorables a los opositores. En Cuenca, siendo un bastión de Alianza País, es donde principalmente se refleja que existe un desgaste”, explica Clavijo.
Tras conocer los resultados, Fabián Solano, director del Partido Socialista, informó que propondrían llevar a cabo una alianza entre los tres partidos bajo el paraguas de Frente Amplio de Izquierdas del Ecuador. El dirigente expresó: “Es la hora de que la izquierda, que está cambiando, se una”, y ratificó su respaldo al proceso de Revolución Ciudadana, liderado por Correa.
Por su parte, el Consejo Nacional Electoral (CNE) aplaudió la participación en estas elecciones, en las que los niveles de abstención bajaron a 16%, una cifra significativamente menor en comparación con el 26,9% de la elección del 2009.
Correa reconfigura sus estrategias
A pesar de que el vicepresidente, Jorge Glass, prefirió considerar los resultados como un fortalecimiento de la tendencia de izquierda con el apoyo de partido Socialista y Avanza, el primer mandatario cree que los resultados demostraron muchas debilidades dentro del propio partido oficialista. Tras los comicios, Correa anunció cambios en su gabinete ministerial que a hacerse efectivos después de carnaval.
Si bien no son elecciones presidenciales, los resultados de estos comicios ofrecen un claro indicio de cómo la población está percibiendo al partido de gobierno y a su proyecto de revolución ciudadana.
Clavijo considera que los resultados reflejan crisis acumuladas que se traducen en un deterioro y desgaste del gobierno: “El tema de Bonil, el tema de apoyo de Correa a Venezuela (a mucha gente le desagradó), el tema del Yasuní (la aprobación para su explotación) y el tema del COIP (Código Integral Penal). Estos factores también han contribuido a que existe un desencanto y desgaste del Correísmo blando con respecto a Alianza PAÍS”. Clavijo le atribuye a este desgaste el ascenso de nuevos partidos políticos como Avanza, y de oposición como CREO y SUMA.
Además de esto, Clavijo considera que Correa confió en que su popularidad sería suficiente para que la población votara por candidatos no tan populares. “La lógica de unas elecciones seccionales, es muy distinta a la de unas nacionales (presidente y asambleísta). En las locales se vota por la gestión demostrada; por lo tanto, PAIS en muchos casos pecó de confiar en que con un candidato decente o medianamente conocido más el respaldo del presidente iba a ser suficiente para ganar la alcaldía o prefectura”.
A pesar de estos resultados, Correa tiene tres años para las próximas elecciones presidenciales y adecuar su estrategia para continuar el liderazgo de su partido político. Clavijo considera que un nuevo mapa político se dibuja en el Ecuador con un panorama ya no tan claro para el partido de Correa: “Habrá que ver si reflexionan, hacen una autocrítica y corrigen sobre la marcha o si por el contrario, radicalizan la revolución. Pero sobre todo, habrá que ver si los partidos que salieron fortalecidos de estas elecciones aprovechan este triunfo para coger impulso y fortalecerse más de cara al 2017”.